La Opinión de Zamora

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Antonio Gallego

“La naturaleza está enfadada”

Los estudios más recientes han concluido que ningún cambio climático ocurrido en los últimos dos milenios es comparable al actual

Los expertos piden "más dinero" para frenar el cambio climático Thomas Peter

Esta es la contestación que daba Graça Machel, 76 años, política y activista mozambiqueña, viuda del líder sudafricano Nelson Mandela cuando le preguntan por el cambio climático. “Y te devuelve el golpe”; esta frase la añadió el secretario general de la ONU, António Guterres, con motivo de la Cumbre del Clima celebrada en Nueva York. Asimismo, el secretario general de la ONU se preguntaba y respondía: “¿Cuál es el coste de los desastres naturales que están ocurriendo? El mayor coste es el de no hacer nada”.

En diciembre del 2021, en un artículo publicado en La Opinión de Zamora titulado “Del Big Bang al Cambio Climático” escribía: “Después de estos 13.800 millones de años de vida en la tierra, el ser humano se encuentra por primera vez en su larga vida ante un hecho diabólico que de no ser controlado nos llevará a la extinción de la especie humana”. No se trata de meteoritos que choquen con nuestro planeta, se trata de nosotros mismos y de nuestro modelo de vida. Puede que sea una expresión que a muchos le puede parecer exagerada pero las previsiones, sino se hace nada, van en ese camino.

Está claro que la tierra ha sufrido varias modificaciones climática en toda su existencia, en las cuales el hombre no pintaba nada ya que ni existía porque apareció hace 500.000 años. Evidentemente la aparición del hombre, especialmente en los 10.000 últimos años, ha transformaron su entorno: “desde la tala de bosques al drenaje de tierras húmedas para usos agrícolas, pasando por emplear el fuego para cazar o recolocar especies, todos esos cambios antropogénicos acumulados, que transformaron el medio ambiente durante milenios, han dado como resultado el planeta en el que vivimos hoy en día” según Lucas Stephens, investigador en la Universidad de Pensilvania (EE UU). Los estudios más recientes han concluido que ningún cambio climático ocurrido en los últimos dos milenios es comparable al actual. Ninguna variación en la actividad solar y ninguna erupción han tenido un efecto tan global como el actual calentamiento climático debido a la emisión de combustibles fósiles.

El diagnóstico de miles de científicos evaluado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), dependiente de la ONU, no deja lugar a la duda: el exceso de CO2 es consecuencia de la quema de combustibles fósiles de una industria masiva

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El mismo secretario general de la ONU manifestaba: “Los objetivos son muy difíciles, pero posibles, lo que necesitamos es voluntad política. Esta aún no existe, pero veo cada vez más fuerte a la opinión pública y a la juventud radicalmente comprometida”. Es de agradecer la sinceridad. Y añade: “El problema para la gran mayoría de los habitantes de la Tierra es que, una vez más, casi todo ha quedado en fotos, discursos y promesas. Y el problema para los líderes mundiales es que cada vez son menos creíbles para esa mayoría, a la luz de los datos científicos obtenidos por agencias e institutos de investigación de máximo prestigio, avalados por la ONU y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Porque, al contrario de lo que se les reclamaba, han reiterado discursos sin planes o, en algunos casos, promesas de medidas poco creíbles”.

Hace unos 60 años diversos observatorios e institutos científicos de varios países alertaron de una amenaza real: un exceso continuado de gas CO2 y, en menor medida, de otros gases de efecto invernadero, en la atmósfera. En todos estos años las investigaciones demuestran que ese exceso es el causante del incremento acelerado e inédito de la temperatura media del planeta, del calentamiento global y de un cambio climático sin precedentes.

El diagnóstico de miles de científicos evaluado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), dependiente de la ONU y la Organización Meteorológica Mundial, no deja lugar a la duda: el exceso de CO2 es consecuencia de la quema de combustibles fósiles de una industria masiva y muy potente que produce energías sucias y, si no se le pone freno radical en diez o quince años, podemos estar abocados hacia el fin de siglo a una situación irreversible, con catástrofes meteorológicas y de salud incontrolables y un millón de especies animales y vegetales extinguidas.

A todo esto, debemos añadir que en la Tierra viven actualmente 7.824 millones de personas repartidos en 194 países soberanos reconocidos por la ONU con desigual renta y nivel de vida pero que todos aspiran a lo mejor en este mundo capitalista destructor. Asimismo, la globalización mundial es evidente tanto en el comercio de bienes y servicios como en las comunicaciones de todo tipo. Si en estos momentos, como consecuencia de la guerra de Ucrania, estamos viendo la desestabilización que está generando en el mundo, no es difícil imaginar la que puede provocar daños climáticos severos que desequilibren ciertas partes de nuestro planeta Tierra, que afectará a producciones de todo tipo. El escenario puede ser inimaginable.

Como en todos los terrenos puede haber negacionistas empedernidos sobre este asunto, pero no se apoyan sobre datos reales, científicos y contrastados sino en su propia intransigencia o simplismo. Es como el que se tapa los ojos para no ver.

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