Bujaruelo, Mondarruego, Añisclo, Cilindro, Balcón de Pineta, las Sorores, Soaso, Gallinero, Taillón, Faja de Pelay, la Brecha, Monte Perdido o Gavarnie están tristes porque han tenido que enterrar un trozo del corazón de Nates que estaba desperdigado en el Parque Nacional de Ordesa de Huesca.
No éramos como amigos al uso, sólo personas relacionadas en un entorno laboral; pero terminadas estas, nunca faltó una comunicación fluida entre nosotros hasta que esa maldita enfermedad te fue postrando y, con un hilo de voz, te despediste de mí.
Igual sí éramos amigos. Por mi afición a la caza me muevo más en el entorno de Sierra Guara, pero un par de veces al año voy al parque y, aunque ya sólo pueda pasear a mi ritmo por la senda de los cazadores, sé que escucharé tu voz llamándome “ Emiliazo, ¿cómo estás?”.
Nos veremos, ya soy mayor, pero hasta ese momento descansa en paz, amigo Nates.
Emilio Marcuello Laguna
