La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

Zamoreando

Carmen Ferreras

Trágala energético

A Zamora sólo le faltaba quedarse a oscuras a partir de las 22 horas

El pasado viernes salí como de costumbre a realizar mi paseo, a la caída del sol, y cuál fue mi sorpresa que, a las diez de la noche, buena parte de los escaparates del comercio zamorano se apagaron, dejando las calles en semi-penumbra, porque las farolicas que las festonean alumbran más bien poco. No se puede actuar con miedo. El comercio no puede tirar piedras contra su propio tejado. Zamora se va a convertir en una ciudad más oscura de lo que es. Un poco de insumisión a tanta arbitrariedad y gilipollez no vendría mal. No es bueno pasarse, pero tampoco quedarse cortos.

Además de las ratas que inundan las calles durante la noche, con tan poca luz, los rateros, que no son cazadores de ratas pero sí amigos de lo ajeno, y demás delincuentes que también habitan Zamora, harán de las suyas a costa de lo nuestro. El puñetero apagón decretado por el sanchismo, traerá inseguridad. Lo dicen quienes me merecen todo el respeto del mundo: policías y guardias civiles.

Y, la CEOE y Azeco, ¿qué dicen? No pueden ni deben actuar con tibieza. Se necesitan unas organizaciones, valientes, firmes, decididas y capaces. Moncloa y el PSOE-Sanchismo pondrán las peras al cuarto a la Comunidad de Madrid y a su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, por hacer frente a la imposición. Pero ya verá como nada le dicen al lehendakari Urkullu que se niega a seguir las directrices impuestas por el Gobierno. Un Gobierno que tiene distintas varas de medir. El palo y tente tieso para las comunidades gobernadas por el PP y flexibilidad y complicidad con las socialistas, fundamentalmente, con las separatistas.

Hay que ahorrar, bien cierto es. Que empiecen por abaratar la luz y por dejar de utilizar los aviones y helicópteros que tanto gustan a la izquierda. Y, de paso, que se deshagan de unos cuantos asesores y concentren los ministerios. Cuestan un pastizal. Esta iniciativa del Gobierno no tiene por qué convertirse en una especie de trágala energético. La seguridad nos importa mucho a todos los españoles que vemos con desesperación como la violencia gana terreno en muchas ciudades españolas. A menos luz, más facilidad para delinquir. Le doy la razón a Jucil, la Asociación de Guardias Civiles y al Sindicato Unificado de Policía. El ahorro energético debe llevar otros derroteros.

A Zamora, que da más pena que otra cosa, sólo le faltaba quedarse a oscuras a partir de las diez de la noche. No podemos actuar como borregos, ni en solitario y mucho menos en manada. Y el Gobierno de Castilla y León, ¿qué dice al respecto? Mañueco no puede seguir actuando en la tibieza.

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