La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

Zamoreando

Carmen Ferreras

Zamora huele mal

Es el momento de que el alcalde invierta en lavar la cara a la ciudad

Zamora, que al revés, y sin la ‘Z’, puede leerse como ‘aroma’, desprende estos días tan calurosos unas catingas inaceptables. Hay zonas del centro y de la periferia en las que es imposible sentarse a tomar lo que sea o a ver la puesta de sol porque cierto tufo lo impide. Es muy desagradable. Estos efluvios no son nuevos. También nos han invadido otros veranos. La fetidez de los de la presente canícula se torna insoportable.

Este es el momento de que el señor Guarido, alcalde de Zamora con fama de ahorrador, invierta una parte chiquita de los caudales que atesoran las arcas municipales, para lavarle en el más amplio sentido de la palabra, la cara a Zamora. Aceras y pavimento. Sobre todo allá donde se ubique una cloaca de las que no sólo sale un olor que apesta, también salen ratas de todos los tamaños, algunas como gatas preñadas.

Hay tardes e incluso alguna que otra mañana que Zamora huele que apesta. No creo que de eso tenga la culpa la invasión rusa de Ucrania. Ni las corbatas

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Encima, en lugar de soterrar los contenedores para evitar espectáculos como los que se producen al cierre de los supermercados, cuando son asaltados, destrozando sus tapas y esparciendo el contenido en derredor, ha vuelto a colocar los tradicionales contenedores de toda la vida, los que ya no se ven por ciudades más avanzadas que la nuestra, con algún que otro detalle que no contribuye a mejorar la situación.

Lo que tenía que hacer el Ayuntamiento es multar a los supermercados que sacan las basuras antes de tiempo. Eso es fácil de averiguar. Basta con darse un garbeo y comprobar que lo que aquí digo bien cierto es.

No sé si es porque dejan dinero al Ayuntamiento o vaya usted a saber, los supermercados son los grandes mimados de la administración local. Claro que, mucho me temo, que cualquier tipo de multa pueda repercutir en el bolsillo del cliente. Parece que los vecinos de Zamora, no fuéramos tan importantes para nuestros munícipes. La inexistente oposición se pierde en absurdas diatribas y mientras el equipo de Gobierno, a sus anchas y sin prestar atención a las necesidades y las quejas de los vecinos. Ya lo dijo el señor Viñas en la tele. Nos va a dar igual protestar que estar callados. Prefiero protestar, por supuesto.

Hay tardes e incluso alguna que otra mañana que Zamora huele que apesta. No creo que de eso tenga la culpa la invasión rusa de Ucrania. Ni las corbatas. Basta con que rieguen con potentes detergentes, que desraticen convenientemente y que limpien bien el pavimento. Y si no hay ‘cochecitos’ suficientes para limpiar y desinfectar, a la manga riega, con suficiente presión, como para acabar con el problema. Y todo, antes de que Zamora pierda su aroma.

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