La Opinión de Zamora

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Manuel Antón.

Mientras unos/as/es curran, otros/as/es se divierten de lo lindo

Deben conocerse todos los pormenores de tan “divertido viaje” de la ministra Montero

Irene Montero en una comparecencia Alejandro Martínez Vélez

Ay chica, con lo bien que se está cobrando, y no poco, del erario público ¿por qué voy a tener que dejar de aprovecharme de las circunstancias, mientras duren?

Más o menos, ese tipo de conversaciones deben ser las que a día de hoy aún mantienen quienes tiempo atrás no dejaban pasar ni una a los que gobernaban, prometiendo que; “cuando nosotras estemos en el poder seguiremos viviendo en nuestros barrios y viajaremos siempre en clase turista”… Ya.

Sobre el casoplón de los Iglesias Montero ya corrió abundante tinta cuando los, ahora, “marqueses de Galapagar” decidieron dar el paso de abandonar sus orígenes e irse a vivir a uno de esos lugares donde, decían, vivía la “casta”…

Hoy, debido al controvertido uso que quienes nos gobiernan hacen de las aeronaves del Ejército del Aire y del Espacio -por cierto, uso, o mejor dicho abuso que han practicado todos los que han llegado al poder- toca hablar del famoso avión Falcon 900B, que, salvo que esté en un error, fue el que en su día -julio de 2018- utilizó el señor Presidente para acudir a Castellón a encontrarse con su esposa y asistir junto a ella y algunos amigos a un concierto que el grupo The Killers daba en un festival de música en Benicassim.

Lo más flagrante es la incoherencia que han demostrado y siguen demostrando quienes están agarrados/as al poder, por como propugnaban sus ideas cuando ejercían de populistas y cómo se comportan en el poder

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Tiempo después -diciembre de 2021- la ínclita vicepresidente/a, Yolanda Díaz, sorprendió a todo el mundo organizándose un “viaje oficial” en el susodicho avión para ir a ver al papa Francisco, en audiencia privada, acompañada de quienes quiso llevar con ella a Roma, digo yo, para obtener tan merecidas indulgencias plenarias…A los efectos, preparó su agenda semanas antes de comunicar sus intenciones a La Moncloa que, lógicamente, tratándose de quien se trataba, no pudo negarle el uso del súper y archifamoso avión Falcon.

Y, aunque no han sido pocos ni pocas los/as que en los últimos tiempos se han agenciado alguna de las aeronaves oficiales para viajar a donde les ha apetecido, a costa de todos, lo que no ha dejado de llenar páginas y páginas en los medios de comunicación a lo largo y ancho de las pasadas jornadas ha sido el viaje que doña Irene, la ministra de Igualdad, se montó hace bien poco para acudir a los EE. UU., concretamente a Washington y a Nueva York, en compañía de algunas de sus incondicionales: la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez; su jefa de Gabinete, Lidia Rubio; e Isa Serra, asesora personal de la ministra y coportavoz de Podemos, para asistir a unas reuniones en las que estaba programado hablar de los derechos reproductivos de las mujeres, entre otras cuestiones feministas.

Yo no voy a pronunciarme sobre lo que debe o no debe preocupar a quienes mantienen ese entorchado, a mi juicio desencaminado, sobre las reivindicaciones de las mujeres ¡Dios me libre! Pero sobre lo que sí opino es sobre la improcedencia de utilizar y valerse de determinados cargos para hacer demagogia e intentar salir airosas/os cuando te han pillado con el carrito de los helados. Por eso digo y mantengo que, quienes en tiempo pasado se dedicaron a criticar todo lo que ahora protagonizan, no deberían permanecer ni un día más en sus puestos de mando.

Solo es una opinión que, me consta, comparten conmigo millones de españoles.

Sobre el coste del viaje, lo que pudo contaminar el vuelo y, particularmente, sobre los selfis que se hicieron las cuatro personalidades viajantes a USA, que tanto recorrido han dado en las redes sociales, paso de manifestarme pues, para mí, lo más flagrante es la incoherencia que han demostrado y siguen demostrando quienes están agarrados/as al poder, cual lapa a su presa, por como propugnaban sus ideas cuando ejercían de populistas y cómo se han comportado y siguen comportándose a medida que han ido cogiéndole el regusto al poder.

Esperando que esta vez no sea la aplicación de la Ley sobre Secretos Oficiales lo que impida conocer todos los pormenores de tan “divertido viaje”, me mantendré atento a lo que pueda acontecer para, si saliese a la luz algo que no se sepa, poderlo contar.

¡País!

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