La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Bárbara Palmero

La senda de los cobardes

El oficio más antiguo del mundo es la caza o la guerra, el sexo no es más que una mera función biológica

Una mujer conversa con un hombre MIGUEL NUNEZ

Hay una escena de la actualidad periodística que no me puedo quitar de la mente. Por lo escandaloso. Unos menores de edad, acusados de la violación grupal a dos chicas de doce y trece años, son recibidos por sus familiares a la salida de comisaría, como si acabaran de recibir el Nobel de Física.

Escucho con posterioridad a los expertos debatir sobre la nefasta influencia del consumo de porno en el aumento de la violencia sexual contra la mujer entre jóvenes, casi niños. Los adultos nos escandalizamos, pero los jóvenes no hacen sino perpetuar el vetusto modelo de metonimificación de la mujer que les hemos legado.

La metonimia es un recurso literario que consiste en tomar una parte por el todo, o el todo por una parte. Por lo que el todo, ese conjunto que es una mujer completa, con su cuerpo físico entero, con sus destrezas, sus miedos, sus inquietudes, sus deseos y sus aspiraciones, acaba reducido a una mínima parte: la genitalidad. Los adultos nos escandalizamos, y no entiendo bien por qué. Porque es justo el ejemplo que proyectamos.

Dicen los estudiosos del tema que el problema es que los jóvenes asimilan la industria del porno con lo que es la vida sexual adulta sana. Pero es que ese es el modelo actual que prima. El mundo está en venta. Todo está en venta, las materias primas, los animales, los órganos internos, el semen y los óvulos, el útero, la salud, los hijos… hasta la propia voluntad se arrienda o se vende. Y dentro de ese todo está, como no podía ser de otra forma, el sexo.

A lo mejor, para putas y puteros, todos los seres humanos nos hemos convertido en un saco colmado de insoportable aburrimiento y el más absoluto de los tedios

decoration

No soy para recordar las cifras exactas, pero son abrumadoras hasta la desolación. Los datos certifican que los españoles estamos entre los mayores consumidores de porno por internet del mundo. Por lo que el triste retrato de la familia media española sería el de papá en una habitación consumiendo porno en el ordenador, mamá en otra habitación consumiendo porno en el portátil, y los hijos, cada uno en su habitación, repitiendo el patrón adulto de conducta en materia sexual, y aprendiendo a ser mayores consumiendo porno en sus móviles.

Raffaela Carrá se equivocaba, para hacer bien el amor no vengas al Sur.

Se va a estrenar una película, con la gran dama de la interpretación Emma Thompson como protagonista, a la que se le ha colgado el cartel de Obligatorio verla. En este filme, la actriz británica encarna a una viuda de más de cincuenta años que nunca ha tenido un orgasmo, y decide estrenarse en el placer con un prostituto. Genial. Si los hombres se tiran a un pozo, las mujeres vamos detrás.

Violaciones grupales, y el porno como sustituto de las relaciones humanas. Supuestas películas imprescindibilisímas, y prostitución. Porque nuestro gobierno social consumista estudia un proyecto de ley que prohíba la prostitución, persiguiendo los excelentes resultados del abolicionismo nórdico.

Y ha estallado la polémica, no podía ser de otra forma. Porque según los talibanes de la libertad, hemos convertido a España en el paraíso de la prohibición. Primero, se prohíbe fumar en lugares públicos. Después, beber si se conduce. Por cierto, ¿para cuándo el nivel 0,0 de alcoholemia al volante, como en el resto de los países civilizados?

Pero es que ahora se pretende prohibir el consumo de prostitución: la esfera más personal e intransferible de la unicidad más privada que poseen algunos. O lo que es lo mismo, la asunción plena y consciente de que son unos redomados inútiles, incapaces de establecer una relación natural con otro ser humano, de diferente sexo, sin que medie una transacción monetaria.

Por lo que, buenos conocedores de su completa inutilidad en materia de relaciones humanas, se encaminan por la senda de los cobardes y medrosos, de los pusilánimes de espíritu y fuerza de voluntad. Y acaban pagando por lo que es gratis.

Una senda de los cobardes aplicable también a los trabajadores de la prostitución. ¿De verdad que el sexo es la única función, el único trabajo que alguien es capaz de llegar a desarrollar? Algo tan simple, tan natural que hacen hasta las ovejas, unos animales más tontos que una pared de adobe.

Inutilidad en lo relacional auto reconocida, o misantropía... Porque igual ese es el verdadero problema de los trabajadores y de los consumidores de prostitución. A lo mejor, para putas y puteros, todos los seres humanos nos hemos convertido en un saco colmado de insoportable aburrimiento y el más absoluto de los tedios. Somos tan lerdos e insípidos, tenemos tan poco que ofrecer al otro, que ya nadie desea llegar a conocer a nadie.

No nos molestamos en averiguar si la otra persona estudia o trabaja, si es vegana o alérgica a los frutos secos, o si prefiere a Led Zeppelin antes que a los Bon Iver. Quienes, por cierto, tocan este noviembre en Madrid, Barcelona y Lisboa. Y son mucho más imprescindibles de ver que la famosa película en la que esa viuda falta de cariño, contrata a un prostituto para que le haga el viejo uno dos a cambio de unos billetes, en lugar de irse a un bar a interactuar entre semejantes. Y a ligar. Cómo se ha hecho desde que el mundo es mundo. Ay, qué viejuna me estoy haciendo.

Post Scriptum: la trata de seres humanos no es prostitución, es delito. Consumir esclavitud sexual es legitimar el delito, y no se puede comparar con seguir la senda de los cobardes. Mucho peor. Quien consume esclavitud sexual es un animal humano despreciable.

(*) Ganadera y escritora

Compartir el artículo

stats