La Opinión de Zamora

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Toño García

¿Estamos ante el comienzo de una nueva etapa para la deuda y la renta fija?

El aumento de los tipos de interés va a ser inevitable y ya se está viendo en la subida que ha experimentado el euríbor en lo que va de año

Imagen de un billete en forma de avión Cedida

La crisis financiera de 2008 provocó que las economías de todo el mundo se viesen afectadas por la carencia de crédito, trayendo consigo un escenario de excepcionalidad, nunca conocido, donde los Bancos Centrales hicieron que una parte de la deuda soberana cotizase con una rentabilidad negativa. O, dicho de otra forma, los Gobiernos pagaban a los inversores por custodiar su dinero. Hoy, parece que la política monetaria iniciada por la Fed (Banco Central de los Estados Unidos) ha puesto fin a ese escenario al batirse en retirada. El BCE (Banco Central Europeo), para no quedarse atrás, es posible que en breve siga sus pasos porque algo tendrá que hacer para controlar, de algún modo, la ya desbocada inflación que no da tregua. Y la solución pasa por una restricción monetaria.

De lo que estoy hablando es de que el endurecimiento de las políticas monetarias ya ha dado comienzo por parte de los Bancos Centrales, teniendo un fuerte impacto económico, tanto a nivel personal como empresarial. Ante esta situación, los efectos no se han dejado esperar para hacer su presencia en el Mercado de Deuda que llevaba más de una década distorsionado. El volumen de deuda con rendimientos negativos ha descendido en un 80%, lo que está provocando un impacto negativo en las carteras de Renta Fija y los ahorradores-inversores están sufriendo en sus carnes uno de los peores años para este tipo de activos. ¿Por qué? Primero, porque las primas de riesgo de todos los títulos corporativos están aumentando y, segundo, porque el aumento de rentabilidad en los Bonos Estatales hace que caiga el precio de los activos en cartera (es una paradoja, pero es así).

Una de las creencias erróneas más extendidas es pensar que depositar el ahorro en Renta Fija es invertir sin riesgo. Cualquier producto de inversión conlleva, en mayor o menor medida, un riesgo

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Los Estados han visto, hasta ahora, como los Bancos Centrales han ido comprando toda la deuda que emitían a unos precios que salía rentable pedir dinero prestado para financiarse. El contexto ha cambiado, y aquellos países cuyas cuentas no estén lo suficientemente saneadas verán como el cliente principal que se hacía cargo de toda la deuda ha comenzado a desaparecer. En el caso de España ya lo estamos sufriendo, el Bono a 10 años se ha encarecido y ya ronda el 2%, lo que provocará un impacto en el coste de financiación. No es necesario tener estudios de posgrado para saber los perjuicios que conlleva gastar más de lo que se ingresa: hoy en día, tenemos más deuda que la que se había contraído antes de que se iniciasen las excepcionales medidas de política monetaria.

El escenario que se planteará para el futuro dependerá en gran medida de la evolución que vaya experimentando el IPC: si se modera, también se moderarán las medias que tenga que tomar el BCE. Lo que sí está claro es que el aumento de los tipos de interés va a ser inevitable y ya se está viendo en la subida que ha experimentado el euríbor en lo que va de año. No hay que olvidar que el euro estuvo en su momento en la UCI y se logró salvar. Esperemos que en esta ocasión la Unión Monetaria no se vea tan afectada como ocurrió en el pasado.

Es de manual de economía que el objetivo primordial de los Bancos Centrales es frenar la inflación y, para atajar la inflación, la mejor herramienta que existe es aumentar el precio del dinero. Sin embargo, los expertos no tienen tan claro que las estrategias convencionales muestren su eficacia en el momento que nos está tocando vivir. En parte, el IPC no se ha disparado por las fluctuaciones del Mercado, una buena parte deriva de las consecuencias del conflicto de Ucrania.

De manual es también que lo que se pague en intereses será un gasto que no está disponible ni para el consumo ni para el ahorro. En este sentido, no nos olvidemos que con el euríbor a precios muy bajos (ha estado seis años con tasas negativas) se han formalizado cantidades ingentes de préstamos hipotecarios que verán cómo el aumento del euríbor se verá reflejado en sus próximas revisiones pudiendo, en algunos casos, colapsar las economías familiares, sin mencionar las consecuencias nefastas que también pueden afectar al Estado. En este sentido, la crisis de 2008 dejó varias lecciones, lo que no tengo claro es si se aprendió algo de ellas.

Una de las creencias erróneas más extendidas es pensar que depositar el ahorro en Renta Fija es invertir sin riesgo. Cualquier producto de inversión conlleva, en mayor o menor medida, un riesgo. Y se está viendo: desde agosto pasado, en Renta Fija ha vivido la mayor corrección de los últimos 25 años. La Renta Fija es un mundo muy desconocido para el ahorrador, porque incorpora aspectos técnicos que, el que ha estado acostumbrado a los depósitos, no tiene en cuenta. Siempre suele haber un error de concepto inicial: la Renta Fija no deja de ser comprar bonos, ya sea al contado, a través de fondos de inversión o a través de cualquier otro vehículo de inversión, y los bonos tienen un precio de mercado que se mueve todos los días, por lo que el momento de entrada y salida es muy importante. En este caso, aunque la volatilidad sea inferior a la Renta Variable, las rentabilidades y las pérdidas serán también menores.

Los ahorradores-inversores ven cómo el Mercado de Renta Fija está volviendo a ser lo que era antes, pero también ven que a la construcción de nuevas carteras habrá que darle todavía una tregua hasta que se normalicen los Bonos Estatales, a lo que les queda aún un cierto trecho: nadie estará dispuesto a adquirir un bono con un rendimiento que en pocas semanas será mayor, lo que dará lugar a pérdidas y esto a ningún inversor le gusta. Lo que sí se espera es que la Renta Fija vuelva a ser atractiva en el momento en que la inflación haga que la rentabilidad real sea positiva. Mientras que el diferencial entre la rentabilidad de los bonos y la inflación subyacente sea negativo no será conveniente invertir en Renta Fija. Lo que sí está claro es que si se quiere ir tomando posiciones en activos de Renta Fija habrá que hacerlo en productos que sean de gestión activa, entre otras causas porque habrá que enfrentarse al riesgo de la volatilidad que, de momento, no está controlada por el Mercado. Pero, eso sí, no hay que tener prisa en posicionarse en este activo porque los riesgos todavía no han desaparecido, lo que hace que la mejor opción sea tener una parte en liquidez, aunque se descuente la inflación, para darle salida en cuanto se supere el conflicto bélico y aparezcan los primeros síntomas de una recuperación económica. En cualquier caso, no dejaremos de estar en una de las partes de un ciclo económico pasajero.

Toño García @ToGarMos (Gestor de Activos)

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