La Opinión de Zamora

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Antonio Gallego

Crisis

Las razones que explican la avería del ascensor social

Y hablo en plural. Por desgracia es la palabra de moda desde enero 2020, cuando empezó a estar presente la epidemia del COVID en España y resto del mundo. Todos sabemos lo que hemos sufrido y las muertes que ha ocasionado. En este año 2022 parecía que la epidemia, con su variante ómicron, empezaba a estar controlada gracias a la vacunación generalizada, más en unos países que otros -siempre existen desigualdades-, cuando ha ocurrido la segunda crisis como consecuencia de la guerra de Ucrania. Son dos crisis muy diferentes, pero ambas están causando muertes, desplazamientos e inseguridad en casi todo el mundo. Las dos crisis han influido mucho en el sector económico y todo acaba repercutiendo en personas y familias.

Posiblemente sea imposible no tener crisis mundiales cada cierto tiempo. Vivimos en un mundo complejo, desigual y tensionado. La anterior fue la crisis financiera de 2007, basada en el egoísmo financiero, que no causó muertos, pero sí dejó a muchas personas en situación muy precaria tanto en términos económicos como de empleo. Aún está presente en muchos sectores ya que adelgazó la clase media mundial, lo que dejó a mucha gente descolocada y mirando al futuro con incertidumbre. El bajar un peldaño en tu clase social es muy doloroso no solo para el que lo sufre sino también para su familia. De todas formas, para muchos millones de personas, la palabra crisis en los términos que normalmente utilizamos en Occidente, no tiene ningún sentido ya que desde su nacimiento se encuentran en ese estado. Estoy pensando en muchos países africanos, de América del Sur y muchas otras partes del mundo. Por eso es tan difícil controlar las migraciones de personas. Todos miran a los países privilegiados y no hay fronteras, vallas ni muros que las contengan.

Nuestro país, gobierne quien gobierne, sufre sus consecuencias de forma más aguda. Tenemos una economía mucho más rígida y el mercado laboral es menos flexible

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Como siempre nuestro país, gobierne quien gobierne, sufre sus consecuencias de forma más aguda. Tenemos una economía mucho más rígida y el mercado laboral es menos flexible. Nuestra dependencia del turismo es evidente y este sector ocupa mucho empleo. El sector industrial cada vez tiene menos peso y nos estamos centrando en el sector servicios. En las proyecciones internacionales se considera que el Producto Interior Bruto caerá en España 1,3 puntos, con una caída media en la Eurozona de 1,00 punto. Ya estamos notando cómo afecta a la subida en la inflación, precio de carburantes y costes de materias primas. Toda Europa está en esa tendencia, aunque mejor.

Si en su hogar conviven dos adultos y dos niños y entran al mes en casa entre 2.000 y 2.300 euros mensuales, forman parte de la esquilmada clase media-baja española, que sangra desde la última crisis financiera a partir de 2007: «Entre el 2010 y el 2014 se sufrió un shock nunca visto en 40 años. Se deslizó una parte muy importante de la clase media-baja hacia la clase baja», asegura la economista Olga Cantó. Y desde entonces, no hemos sido capaces de volver a subir, con el riesgo que eso conlleva para el desarrollo económico del país y su estabilidad: «Está mal tener pocos ingresos, pero además perderlos genera enfado social», sostiene la economista. El caso de España es paradigmático. No hay otro país donde la distancia entre los más ricos y los más pobres se haya agrandado más desde el 2008. Fue un golpe tan corrosivo que recortó la renta de la mitad de la población, algo nunca visto.

A consecuencia de ello, hoy, señala la señora Cantó, “el 32 % de la población española forma parte del grupo de rentas bajas, frente al 58,5 % de rentas medias y el 9,5 % de rentas altas. España es el sexto país con más desigualdad de la Unión Europea, según Eurostat. Y esto se debe a que, a diferencia de países como Francia o Dinamarca, hay un mayor porcentaje de gente empobrecida. Muchos hogares modestos, que son los que funcionan como instrumento de cohesión social, han caído de escalafón. «De los países de mayor renta, solo en Estados Unidos las rentas medias tienen un peso inferior».

¿Por qué es tan difícil volver a ascender? Hay varias razones según Olga Cantó. La primera tiene que ver con el sistema predistributivo, que es ineficiente. «Tenemos un sistema educativo cada vez más segregado por origen social, en lugar de tener un sistema donde los niños de origen social bajo puedan mezclarse con clases medias y altas», recuerda Cantó. No es ninguna trivialidad porque esa formación determinará qué tipo de trabajo y qué renta tendrán en el futuro. Si la pobreza se hereda y se perpetúa, por la dificultad de salir del círculo de bajos recursos, será difícil ampliar las bases contributivas del país para sostener los servicios públicos. Su progresivo adelgazamiento irá de nuevo en detrimento de las rentas más bajas. Con un 27 % de los menores de edad en riesgo de pobreza, España está en el vagón de cabeza de la desigualdad y la falta de oportunidades.

Otra de las razones que explican la avería del ascensor social tiene que ver con el modelo fiscal. En los ochenta se avanzó mucho en la redistribución de la riqueza, pero el ritmo cesó entre los 90 y el 2005. Ahora tenemos un sistema de prestaciones deficiente, en comparación con los vecinos europeos, y una presión fiscal menor sobre las rentas más altas. Por eso Cantó avala subir impuestos a la riqueza: “La madre del cordero en los próximos 20 años será la desigualdad de la riqueza porque la acumulación está empezando a ser muy importante entre las clases más altas y eso se va a transmitir a las siguientes generaciones [...] Las desigualdades de riqueza y la posesión de viviendas marcarán el futuro de las desigualdades en España”, anticipa Olga Cantó.

Como decía al principio, España nunca ha podido resolver bien estos problemas al margen del partido que gobierne; en algunos periodos se ha estado un poco mejor y en otros peor. Nos es muy difícil poner a los partidos políticos de acuerdo y ya vemos el espectáculo que han ofrecido durante la pandemia y los Fondos Europeos. Creo sinceramente que unos son más culpables que otros, pero no voy a profundizar en este tema para no devaluar el mensaje.

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