El respeto es la primera condición para saber vivir. Educar en valores es también educar en respeto. El respeto es un valor que, desgraciadamente no es que cotice a la baja, es que da la sensación de que ya ni cotiza. Se dice que siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas. Cierto es que el respeto por nosotros mismos guía nuestra moral pero no es menos cierto que el respeto por otros guía nuestras maneras. Hay quienes ni lo uno, ni, sobre todo, lo otro. El respeto hacia los demás, brilla por su ausencia.

Y todo este prólogo para ponerle un nombre propio: Antonio David Flores. Este individuo que para nada me interesa, ha pedido respeto, palabra de alto valor, para poder construir su relación con Marta Riesco, una chica de la tele con la que se ha enrollado. Me ha sorprendido, tratándose de quien se trata. Un tipo que ha pasado por la historia del cuché sin respetar a nadie. Metiéndose en lo que no le llamaban. Ganando mucho dinero a costa de no respetar a los demás. Especialmente a las madres de sus hijos.

¿Cómo se atreve a pedir respeto quien no sabe respetar? ¿Cómo se atreve a pedir respeto quien es una de las personas más irrespetuosas que ha pasado por los platós de las distintas televisiones? ¿Cómo puede pedir respeto quien no lo conoce? ¿Cómo puede pedir respeto quien no ha dudado en levantar el índice acusador señalando a diestro y siniestro, por el mero hecho de hacer caja? Porque si alguna vez acertó, fue gracias a la casualidad. ¿Cómo puede pedir respeto un manipulador?

Donde las dan, las toman’, suele decirse y este tipo se ha ganado a pulso que ahora sean otros los que no solo no respeten su relación y su intimidad, a la que no me cabe duda tiene derecho, sino a él mismo que nunca se hizo respetar a fuerza de faltarle al respeto a los demás. Es increíble la desfachatez que tiene. El respeto es una calle de dos vías, si lo quieres recibir, lo tienes que dar y este tipo ha fusilado el respeto, se lo ha saltado a la torera, se lo ha negado a todas sus víctimas propiciatorias, incluso convirtiendo en carne de cañón a tantos famosos y famosillos, incluida su familia política, que ahora sólo puede cosechar lo que sembró con tanta fruición.

Ciertas cadenas de televisión deberían ser más rigurosas a la hora de fichar a sus colaboradores. Se pueden decir verdades como puños sin faltar al respeto. La forma también tiene mucho que ver.