Somos cada vez más los españoles que estamos hasta el moño del lenguaje inclusivo que intentan imponer por la fuerza de la sinrazón los elementos situados más a la izquierda del espectro político español. No caigamos todos, por favor, en esa gilipollez continuada. No descubro nada nuevo si afirmo que no es la primera vez que la Real Academia Española de la Lengua rechaza el uso, que empieza a ser impositivo, de esta forma de lenguaje que no conduce a ninguna parte. A través de su herramienta en Twitter “RAEconsultas”, la Academia ha resuelto infinidad de dudas al respecto y desmitificado el mito.

Hace pocas fechas, concretamente el pasado día 6, la RAE volvió a reafirmar su posición de rechazo hacia el lenguaje inclusivo. En su opinión: “Lo que comúnmente se ha dado en llamar ‘lenguaje inclusivo’ es un conjunto de estrategias que tienen por objeto evitar el uso genérico del masculino, mecanismo firmemente asentado en la lengua y que no supone discriminación sexista alguna”. Solo que Irene, Yolanda y la Belarra, amén de los mozos que las apoyan dentro y fuera de los escaños pertinentes, prefieren seguir dando el coñazo, hablando del lío ese de las personas no binarias, empeñada en sus “ellos, ellas y elles”.

¡Jobar con las feministas de cuarta generación! ¡Jobar con la ministra Montero y las diputadas que la secundan! Están destrozando el idioma. Están causando risa incluso en los países de habla hispana, donde la crítica que se les hace es contundente y feroz. En España, como la tibieza impera, sólo la RAE actúa con la sobriedad, y el rigor que acredita. Estoy muy de acuerdo con quienes, al referirse al lenguaje inclusivo, hablan de galimatías y jerigonza. Eso es lo que es.

Ni “todxs nosotrxs”, ni “elle”, ni gaitas. La ‘x’ así utilizada no puede ser marca de género alguno porque, además de innecesaria, es impronunciable y ajena a la morfología del español. Un poco más de cataplines hacen falta en el Gobierno de la nación, para parar tantas insensateces a las que para más INRI, dedican partidas presupuestarias millonarias. Con lo bien que les vendrían esas partidas a los damnificados por el volcán de la isla de La Palma. Echar cuentas del despilfarro existente y “encabr…itarse”, todo una. Alguien está en la obligación de devolver el sentido común al Gobierno, también al que consiente.

Y, digo lo que digo porque la RAE ante las solicitudes por parte del Gobierno de su revisión, aprobó por unanimidad de sus miembros la posición contraria al uso del lenguaje inclusivo. Y porque el masculino gramatical “no supone discriminación sexista alguna”. ¡A ver si se enteran!