Hace cientos de miles de años, el hombre, dando un histórico paso se puso de pie, entre otras cosas para poder sortear a los animales salvajes, pudiendo huir, además de para poder alimentarse de los frutos de los árboles. Evolucionó, pasando de sedentario a itinerante, buscando el mejor y más productivo lugar donde poder vivir, pudiendo disponer de un refugio más adecuado.

Otro importante paso, fue fruto de sus múltiples discusiones en el Ágora de Atenas, siglo VI a.C., lugar donde surgió la necesidad de elegir, de entre los más sabios, aquellos capaces de hacer operativo, lo que el pueblo en sus asambleas, después de discusiones, acordaba.

No nos podemos permitir el enorme desgaste emocional del pueblo, con mentiras, ambivalencia, o medias verdades, no podemos justificar una convivencia laberíntica

Se excluían de la capacidad de votar a los niños, mujeres y esclavos. Nacía así la democracia como forma de gobierno, en cuya histórica perfección destacamos especialmente, a Locke, discípulo de Descartes, y primer filósofo que habló de la separación de poderes, a Voltaire, que defendió la tolerancia y la libertad del individuo, a Montesquieu, que defendió la separación de poderes, y Rousseau, que estableció en su Contrato Social, las normas de un buen gobierno.

De esta forma la democracia pasó a ser, la actual forma de gobierno de la totalidad de los países modernos, Occidente Europeo, América, Asia oriental, Oceanía y parte de África, aunque cada cual con sus singularidades, siendo la matriz la misma en todas ellas.

Cada cuatro o cinco años, se procede a una convocatoria electoral, y cada partido político, u organización política, se presenta a la misma, respaldada por un programa electoral, compendio de compromisos que se compromete a realizar, éstos son expuestos y discutidos públicamente en las campañas electorales, produciéndose al final las elecciones, y cada partido o agrupación obtiene un número de escaños.

Puede que un solo partido pueda formar gobierno, al haber conseguido una mayoría absoluta, o puede, que ningún partido consiga ésta, que es tanto como decir que ninguno puede gobernar en solitario, de aquí que se necesite la suma de partidos, que permitan una mayoría, de tal forma que, la suma de los escaños de partidos afines, puedan conseguir un programa común, que represente a una mayoría cualificada.

Esta situación es realmente compleja, porque implica la seducción desde la mayoría minoritaria, de algún otro partido, que exigirá obviamente una recompensa, por la suma de sus votos, siendo generalmente, el compromiso de la realización, de alguna de sus propuestas programáticas.

Estas sumas de partidos, en ocasiones pueden ser complejas, al poderse cruzar potencialmente intereses contrapuestos, por ello entre otras cosas, el político, primero, no debe de ausentarse de su propio sendero, por el que se ha comprometido a transitar toda la legislatura, aunque quizás tenga que cambiar de velocidad, y segundo, porque todos están donde están, por los votos del pueblo, y en consecuencia, la defensa de éste ha de ser siempre el objetivo final.

Obviamente, esta obra requiere de una ingeniería singular, pero ha de ser siempre, serena, sosegada, clara y transparente, de tal forma que, respete la esencia del programa de todos los firmantes en su conjunto, nada ha de surgir del capricho de nadie, nada ha de suscitarse de forma espontánea, la situación ha exigido esas sumas de escaños, muy alejados conceptualmente en ocasiones, y menos alejados en otras, pero la base ha de ser la responsabilidad, nacida de la suma de los diferentes programas. De todas formas, ¿qué otra alternativa existe desde las normas que nos hemos dado?.

No obstante, esta situación encierra cierto confusionismo, o paradojas, o situaciones cuando menos singulares, al alejarse la metodología normal del escrutinio, y por consiguiente los resultados de las previsiones que todos los votantes esperamos, cuando votamos un programa, de aquí que se puede hablar de mentiras, más o menos conscientes, o de situaciones laberínticas, en ocasiones artificialmente buscadas, como método de desgaste del adversario. Surgiendo siempre la paradoja, de que la patada dada al contrincante, repercute exageradamente siempre en el pueblo, al que por otra parte todos han jurado servir, y por lo que obtienen su sueldo.

Es urgente, se hace necesario, diría esencial, que la sensatez impregne a nuestros políticos, que recuerden permanentemente porque están donde están, y quien los puso, que su labor es sembrar la paz, no alimentar discordia, gobernando o permitiendo gobernar, y cuando realmente no están de acuerdo, en el itinerario elegido por el gobierno, explicarlo al pueblo sin acritud, con la mayor serenidad y claridad, y si estos lo consideran necesario, denunciarlo públicamente de forma clara y sosegada, o incluso buscar partidos afines, y luchar por la posibilidad de un nuevo gobierno.

No nos podemos permitir el enorme desgaste emocional del pueblo, con mentiras, ambivalencia, o medias verdades, no podemos justificar una convivencia laberíntica, y llena de desencuentros permanentes, en la que las vueltas son repetitivas sin saber dónde está la salida, es necesario la paz, la serenidad, por nuestros hijos y nietos, que ya van identificándose, creando límites entre grupos, esto no es constructivo, porque el estado emocional general nos envuelve de tristeza o ira, imposibilitando observar con claridad la verdad, mientras, el pueblo sufre y el barco se va hundiendo.