Desde Izquierda Unida venimos haciéndonos eco de las quejas ciudadanas y denunciándolas públicamente.

Así, seguimos considerando que durante el último año y medio parece que únicamente ha existido el Covid-19 y la triste constatación es que el resto de enfermedades y afecciones es como que hubieran desaparecido…o casi.

Y desde Izquierda Unida seguimos diciendo que NO TODO ES COVID, ni sólo hay COVID… Las enfermedades continúan y las consultas médicas especialistas y las operaciones no han hecho más que aumentar mucho las listas de espera.

Desde IU manifestábamos el pasado mes de noviembre , “es necesario controlar el coronavirus, pero también atender otras enfermedades y dolencias que ni se están diagnosticando ni tratando a tiempo”.

Por eso seguimos diciendo que es necesario dotar de más personal sanitario para hacer frente a las necesidades sanitarias reales que demanda la población, más allá del coronavirus. Porque no actuar, no tomar esa decisión administrativa y política está costando vidas y ya hay que decir ¡Basta!

Dieciocho meses después la patente realidad es que el COVID no da tregua en España, pero otras enfermedades graves como el cáncer tampoco lo hacen. Y mientras, con este escenario “vaivén” de restricciones, la ola continua está siendo la de nuevos casos de cáncer sin diagnosticar.

El cáncer no es algo nuevo, y sin embargo parece que sigue siendo el gran olvidado de esta pandemia. ¿Por qué? También existen otras enfermedades, están ahí, son tangibles, y los pacientes que las padecen merecen ser atendidos con la misma premura que una persona que da positivo en Covid-19.

El diagnóstico precoz del cáncer es esencial para salvar vidas, más que cualquier otro tratamiento. Así lo afirman a diario los expertos, aunque en la práctica asistamos a múltiples casos de diagnóstico tardío.

la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha alertado del “limbo” en el que la pandemia de COVID-19 ha dejado al diagnóstico de nuevos casos de cáncer a raíz de los retrasos en la actividad de detección

La detección precoz del cáncer puede por tanto garantizar no solo una mayor calidad de vida a posteriori, sino que en ocasiones incrementa significativamente la tasa de supervivencia. Por eso, exigimos a nuestras autoridades sanitarias la implantación de las medidas necesarias para paliar el retraso en los diagnósticos oncológicos.

Ante esta esta última y quinta ola, más que por las nuevas restricciones que limiten el tiempo de ocio y recreo en verano y vacaciones, debemos preocuparnos porque ese incremento de contagios y, por tanto, de ingresos hospitalarios, se traducirá de nuevo en pacientes con otras enfermedades y síntomas que no serán atendidos por la saturación de los centros. ¿Hasta cuándo?

En España el cáncer es en la actualidad uno de los problemas de salud más relevantes en términos de salud pública. Según las últimas estimaciones de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN) el número de casos nuevos de cáncer diagnosticados en en el año 2020 alcanzará los 277.394 casos.

Y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha alertado del “limbo” en el que la pandemia de COVID-19 ha dejado al diagnóstico de nuevos casos de cáncer a raíz de los retrasos en la actividad de detección, un problema que repercutirá en las cifras de 2021 y que preocupa a los expertos, quienes piden destinar más recursos para evitar que numerosas personas pierdan la oportunidad de ser tratados a tiempo.

Así, la SEOM calcula que, durante la primera ola de COVID-19, hubo un retraso del 21 % en el diagnóstico y los especialistas señalan que “hay datos y observaciones personales que apuntan a que esa tendencia se sigue manteniendo”.

Por ello, consideran que es fundamental garantizar la continuidad de la asistencia, diagnóstico, y tratamiento de las enfermedades graves no-COVID, como es el cáncer, para evitar un exceso de mortalidad por estas enfermedades, y evitar que esta deriva, a tenor de la incidencia anual, se termine traduciendo en casi 30.000 personas menos diagnosticadas este año.

La mayoría de las personas diagnosticadas de cáncer son personas de edad avanzada (mayores de 65 años) y con una o varias comorbilidades, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones debido a la COVID-19. Además, el cáncer y los tratamientos relacionados con él, con frecuencia causan la inhibición de uno o más componentes del sistema inmunitario y, por tanto, se cree que los pacientes con cáncer serán más susceptibles de padecer infecciones severas por el virus SARS-CoV-2 y a desarrollar COVID-19. Por estas razones los pacientes con cáncer son considerados como uno de los grupos de alto riesgo en la pandemia actual.

Para Izquierda Unida, la profunda reorganización que ha sufrido la asistencia sanitaria para poder atender a los enfermos (sin olvidar los recortes de personal y medios sufridos en los últimos años) y las medidas adoptadas para frenar la aparición de nuevos casos están afectando a la práctica habitual en oncología, con potenciales consecuencias a medio y largo plazo para los pacientes con cáncer. Y eso, este país no puede permitírselo.