No esperaba mucho de la Conferencia de Salamanca. El ambiente previo no invitaba, ni mucho menos, al optimismo. Casado, García Egea y los presidentes autonómicos del PP se encargaron de descalificar la reunión con epítetos de toda laya: precipitación, ausencia de orden del día claro, poco tiempo (cinco minutos) para sus discursos, no sé cuantas traiciones de Sánchez, acusaciones de que incumpliría cualquier acuerdo…En fin, una retahíla de puyas capaz de pronosticar una reunión bronca e improductiva. No es difícil adivinar que bastantes presidentes conservadores acudieron a la capital charra no solo a hablar de su región, sino a hacer oposición al gobierno central. Ya que no puede estar Pablo, nosotros seremos su voz. Y todos llegaron al convento de San Esteban con el saco de las reivindicaciones y los agravios comparativos lleno. También los socialistas, aunque estos, claro, con sordina y sin atacar al inquilino de la Moncloa.

Mención aparte merecen los de siempre, especialmente los independentistas catalanes, trasformados, mande el partido que mande en la Generalitat, en talibanes cerrados a cualquier tipo de diálogo…si no se habla de lo que ellos quieren. ¿Qué perdía Pere Aragonés (tendrá que cambiarse el apellido) con haber ido a Salamanca, exponer sus peticiones y puntos de vista y, lo que es más importante, escuchar a los demás?, ¿o es que los demás son inferiores y él solo trata con el presidente de España, de esa España en la que no cree? Tampoco este precedente invitaba al optimismo.

Resumen de la Conferencia de Salamanca: Toma el dinero y las vacunas y calla un poco que ya estamos en verano. Pero no nos caerá esa breva

Urkullu es distinto. Ha optado por la vía del pragmatismo, a la “catalana” de los tiempos de CiU, Roca y Durán y Lleida. Amaga, se deja querer y…en vísperas de la reunión logra una trasferencia de impuestos que pueden llevarle 200 milloncejos a sus arcas. Ojo, eh, estaban contemplados en el Estatuto de Guernica, que firmó Adolfo Suárez. O sea, que no es cosa de Sánchez como algún bien intencionado ha dicho y escrito, aunque el resultado final es que el PNV siempre saca algo y lo vende como un favor a los demás. Cosas de la alta política.

Tras la foto de familia y los consabidos insultos a Sánchez y vítores a Ayuso (solo faltó un director de orquesta con alguna insignia visible), comenzó una sesión con los asistentes divididos en dos bloques. Los del PP, obviamente, iban con el cuchillo entre los dientes y con la presidenta de Madrid como Agustina de Aragón rediviva y dispuesta a acabar con el invasor, el okupa, el ilegítimo y otras lindezas dedicadas a Pedro Sánchez por sus jefes de fila. Dos de sus peticiones, las principales, eran, son, razonables: más dinero europeo para las comunidades autónomas y más vacunas contra la covid. Pensaban (o así lo habían anunciado) hacer hincapié en estos terrenos, pero tuvieron que quedarse a medias. En su discurso inicial, Pedro Sánchez anunció que un 55% de los fondos europeos lo gestionarán ya las comunidades autónomas. Es decir 10.500 millones de un total de 19.036. Y aseguró que, en agosto, llegarán 3,4 millones más de vacunas hasta alcanzar la cifra de 16,5 millones. Y, claro, estos anuncios desmantelaron parte de la estrategia del PP. Pero, hombre, ¿cómo iban a aplaudir, o simplemente a asentir, si habían ido allí para repartir mandobles? De ahí que Ayuso lanzara enseguida las acusaciones de “deslealtad” contra Sánchez por sus negociaciones con la Generalitat y que Martínez-Almeida, portavoz nacional del PP y alcalde de Madrid, se apresurara a poner en duda que Sánchez vaya a cumplir estos compromisos. Nada nuevo. Tengo un amigo que, ante circunstancias como estas o parecidas, siempre tiene a mano ese refrán de que “cree el ladrón que todos son de su condición”.

¿Sirvieron estos anuncios para calmar las broncas y la crispación previas? No, pero algo sí las atenuaron. Si tú vas a pedir más dinero y más vacunas y te dicen que te las van a dar y pronto, pues eso. Claro que los del PP solo habrían quedado satisfechos si Sánchez hubiera anunciado la convocatoria de nuevas elecciones, pero… Y luego vino lo del reto demográfico, es decir la lucha (o lo que sea) contra la despoblación. Sánchez habló de un “plan vivo” de 10.000 millones para cumplir las 130 medidas incluidas en aquel famoso acuerdo de los tiempos de Rajoy. Veremos. Y aseguró que ya se han iniciado 3 de cada 4 de esas medidas y se han comprometido más de 3.000 millones. Ahí el escéptico soy yo. Sigo sin ver esas actuaciones. No se notan, al menos en esta tierra, una de las más necesitadas de España.

Resumen de la Conferencia de Salamanca: Toma el dinero y las vacunas y calla un poco que ya estamos en verano. Pero no nos caerá esa breva.