Por fortuna nos alumbra la ley que sancionará el plagio y las novatadas en las universidades públicas. Si de verdad se va a aplicar, será un consuelo para todos cuando los nuevos salvadores de España lleguen al escaño. Si son doctores o tri-master se supone que lo van a ser de verdad, no habrán plagiado ni comprado sus títulos.

Otra cosa son las novatadas. Servidor las ha vivido y las ha hecho vivir, siempre en un ámbito jocoso e inofensivo por encima de todo. El que la sufre se supone que la puede soportar sin mayor menoscabo, al final también se va a reír con los veteranos y se siente un compañero más. Eso es la novatada, la broma con la que se acepta a los nuevos. Te puede caer un cubo de agua encima y después un paquete de harina (¡Huy que risa...¡). El paseo vestido de conejita de Play-Boy, las chicas de monja o de valquirias. El crowdfunding para la caña de los abuelos, so pretexto de durísimas penas curriculares para el primer curso. Pues eso, que se pasó, todos los pasamos bien y se nos empezó a caer la pelusilla del instituto.

Esto son las novatadas de toda la vida, el resto son auténticas putadas. Una falta al respeto, a la dignidad, a la ética y a la honra de las personas, auténticos actos criminales merecedores de una firme condena. Si un delito de injurias puede acabar en prisión, los organizadores de estos actos debería ser expulsados ipso-facto sin condición de nuestras universidades. Sería lamentable que tan abyectos energúmenos sentaran sus reales en las instituciones del Estado.

F. Mario Santos