El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas. Este día es dedicado a todos aquellos polinizadores que contribuyen al suministro de alimento en el mundo desde hace años sin que nos demos cuenta.

La polinización es el transporte del polen (parte masculina) desde las anteras de una planta hasta el estigma (parte femenina) de otra planta distinta. Es decir, es su manera de reproducirse sexualmente, aunque a muchos les cueste entender que las plantas hagan esas cosas. Pues bien, para que este fenómeno se produzca necesita de la ayuda del aire, del agua o de animales para poder llegar de unas plantas a otras.

Cuando la polinización cruzada (procedente te diferentes plantas) se da por medio de animales, que principalmente se debe a insectos, aves y pequeños murciélagos, las plantas establecen un mutualismo con éstos ofreciéndoles néctar, atrayéndolos con colores llamativos o aromas agradables. Este gasto de energía por su parte va asociado a que en ella se provoca un incremento de la producción de frutos (aumento en número, tamaño y calidad) y el incremento de su diversidad genética aumentado también su capacidad de supervivencia.

Siendo los polinizadores por excelencia los insectos, y entre ellos las abejas nativas como las abejas de la miel (Apis mellifera) y los abejorros (Bombus sp), merece la pena profundizar en las características de su mutualismo, su importancia y su problemática.

Algunos mutualismos son tan específicos que animal y planta coevolucionan juntos. Por ejemplo, la boca de dragón necesita ser polinizada por un abejorro grande debido a la forma de ésta.

En el caso de las abejas, se han hecho estudios en los que se ha observado cómo las flores aumentaban temporalmente la concentración de azúcar en néctar minutos después de detectar las vibraciones de las alas de los polinizadores, hasta el punto de reconocer las frecuencias específicas de las alas de las abejas y descartar sonidos como el viento.

La polinización destaca por su considerable aporte al aumento de la producción en la agricultura. Gran parte de los agricultores, y de la sociedad en general, desconoce aún el valor de conservar las poblaciones de insectos silvestres y el modo de promover el servicio ecosistémico de polinizadores.

La polinización por animales desempeña una función vital como servicio ecosistémico regulador de la naturaleza, de esta depende más del 75 % de los distintos tipos de cultivos alimentarios en el mundo. Es éste un servicio esencial, cuyo valor (únicamente referido a la producción de alimentos) se valora en 153.000 millones de euros a nivel mundial, 22.000 millones de euros para la agricultura europea y más de 2.400 millones de euros para la agricultura española.

A día de hoy, hay estudios que dicen que la ganadería de la abeja doméstica es la tercera ganadería de importancia económica en Europa después del vacuno y del porcino, por el impacto y el beneficio que tiene la actividad que realiza. Llegando a incrementar la producción de los cultivos dependientes de insectos polinizadores en un 30%, sobre todo en el caso de pequeños agricultores. Si nos fijamos en el caso de una fresa, que puede contener entre 400 y 500 semillas sobre su superficie, necesitaría unas 21 visitas de las abejas para que ésta se desarrolle completamente y así ser más grande, más sabrosa y tener mejor aspecto. Esto mismo se podría extrapolar a múltiples cultivos como son las manzanas, almendras, café, etc

Sin embargo, las abejas están sufriendo un declive debido al uso incorrecto de pesticidas como los neonicotinoides (afectan a su sistema nervioso y a la orientación de las abejas), enfermedades como la varroasis (ácaro introducido en España en 1985), al cambio climático que cambia las floraciones, o la reciente introducción de plagas como el avispón asiático.

Por suerte hay países que ya están tomando conciencia, incorporando prácticas agrícolas sostenibles como usar de manera responsable los fitosanitarios, incorporando un 10% de pasto silvestre en sus cosechas para que las abejas tengan acceso a otras fuentes de nutrientes más diversas y así aumente la cantidad de polinizadores, etc.

Quizá es el momento para que toda sociedad se conciencie que cuidando de las abejas también estamos cuidamos de nosotros mismos y de nuestra economía.

Christian Mannu Rodríguez

(Asociación Apícola Zánganos

Zamoranos)