En reuniones y encuentros promovidos por Rionor escuchamos declaraciones que destacaban la escasez de programas de cooperación transfronteriza entre Trás-os-Montes y Castilla y León, en comparación con otras regiones al norte y al sur. Tales afirmaciones fueron realizadas por la responsable de Cultura de la embajada de España en Lisboa, repetidas por el viceministro del Gobierno de Portugal y corroboradas por el consejero de Educación del Gobierno de Castilla y León en los Consejos Rayanos. La escasez de programas de cooperación en esta región es, por tanto, un hecho y nos parece importante conocer las causas que la originan. ¿Son los políticos los únicos responsables como eternos culpables de todo? ¿Se debe a las grandes empresas que siempre son hábiles en el control de los dineros disponibles? ¿Tienen su origen en las rencillas históricas y las sospechas mutuas entre castellanos y portugueses? ¿O serán responsables los ciudadanos que han cedido toda su fuerza al poder establecido? En cualquier caso, la verdad nunca aparece en tonos claros y oscuros, subsistiendo en parte un poco en todas estas situaciones.

Creemos en la fuerza de la democracia, en la cooperación fraterna entre los pueblos, es decir, en la afirmación de la humanidad que existe en cada uno de nosotros y que convive con las fuerzas íntimas de la insociabilidad o destrucción. Quizás por estas razones, porque no es un sistema perfecto, la democracia para profundizarse necesita la vigilancia atenta y permanente de todos y la entrega de parte de nuestras fuerzas al bien público.

Para hablar de cooperación fraterna hay que considerar al otro e basarse en el respeto mutuo que solo una perspectiva democrática, en la que prevalece el diálogo y no la fuerza, puede legitimar.

La cooperación transfronteriza no es buena porque es capaz de retirar grandes cantidades de fondos europeos, normalmente desviados hacia las regiones centrales o hacia las arcas de las grandes empresas, pero es buena, necesaria y la piedra de toque que marcará la diferencia, si es posible movilizar estos fondos, para la consolidación de la identidade rayana, la promoción de pequeños proyectos que hagan crecer la pequeña economía entre la población local y para la creación de infraestructuras que aseguren la movilidad de los ciudadanos, como las conexiones por carretera-ferrocarril y las redes de comunicación de datos digitales.

La convivencia entre las poblaciones rayanas será cada vez mayor, más fraternal y generadora de bienestar, condiciones que podrían revertir la terrible tendencia de despoblamiento desenfrenado que azota estos territorios

Antes de comentar la deliberación del Ayuntamiento de Pedralba de la Pradería y la Junta de Castilla y León para autorizar a Almonty a instalar una mina a cielo abierto de estaño y tungsteno en Calabor a 5 km de la frontera, quisiéramos recordarles que en Rionor todos los temas son susceptibles de ser discutidos en profundidad, alejándonos de posiciones que no sean estrictamente racionales. Todos los proyectos tienen sus impactos y es necesario evaluar los benefícios y los costos para poder llegar a las mejores soluciones. Sin embargo, los perjuicios que se derivarán de esta explotación al aire libre serán catastróficos, ahuyentarán otros muchos proyectos que podrían fijar población y, sobre todo, los daños recaerán sobre los habitantes de los pueblos vecinos de Portugal que rodean el Ayuntamiento de Pedralba, porque los ríos fluyen de las sierras a los valles.

Por estas circunstancias, muchos rayanos del lado de Portugal nos hemos comprometido con la creación de un movimiento cívico que se llama “Aullido (Uivo) - Por una Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica libre de minas”. Afortunadamente, este movimiento logró unir a toda la sociedad de Trás-os-Montes en torno a la oposición a este emprendimiento. Consiguió el apoyo de alcaldes, diputados de todos los partidos, empresarios locales de alojamiento y la propia iglesia católica a través de una postura firme de la Comisión de Paz y Justicia.

Ante esta situación, preguntamos, sin comprometer los valores sagrados de la convivencia fraterna y el respeto mutuo entre las poblaciones rayanas, ¿pueden la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Pedralba seguir adelante con este proyecto? ¿No representaría este gesto un desprecio total por sus vecinos que pretenden conjuntamente desarrollar esta región? ¿No significaría esto una manifestación de fuerza que renuncia por completo al uso del diálogo, que es el arma de la democracia? ¿No sería eso equivalente a una declaración de guerra y causa de un conflicto diplomático?

En esta región, quizás, nos enfrentamos a un déficit democrático, aunque la raíz del comunitarismo que prevaleció durante siglos se basó en una convivencia esencialmente democrática. Cuando en agosto la Junta de RIONOR, que está formada por miembros de ambos lados de la frontera, tomó una posición firme en contra de este proyecto, el Ayuntamiento de Pedralba, que era nuestro socio colectivo, nos informó que renunciaba a ser socio porque no iban a apoyar a una asociación que no está de acuerdo con sus iniciativas. RIONOR respondió que el Ayuntamiento de Bragança nos había apoyado desde el principio y que ya habíamos divergido en dosieres como la reactivación del ferrocarril y que nunca nos retiró apoyo. Lo mismo há sucedido con todos los municipios con los que trabajamos y que estaban gestionados por fuerzas políticas como Izquierda Unida (Zamora), PP (Alcañices), PSOE (Puebla y Galende de Sanabria) y en Portugal del PSD y PS. También aclaramos a la alcaldía en cuestión, que si la mina estuviera ubicada en territorio portugués y los pueblos afectados fueran españoles, la posición sería exactamente la misma.

Como episodio que ilustra bien la desconfianza entre los governantes municipales de ambos lados de la frontera, que los largos años de democracia y sin fronteras físicas aún no han superado, y para demostrar que existen alternativas a la mina, a pedido del presidente de la Unión de Freguesias de Aveleda y Rio de Onor, nos involucramos en intentar promover la participación conjunta de los acaldes de Pedralba de la Pradería, Manzanal de Arriba y Figueruela de Arriba, en un interesante proyecto transfronterizo para recuperar los antiguos senderos, algunos de los cuales eran del contrabando y eso sería un excelente atractivo para los amantes de la naturaleza, la historia y la aventura. Desafortunadamente, ningún alcalde respondió y el alcalde portugués tuvo que ir adelante con este proyecto, solo.

Finalmente, en cuanto a los grandes obstáculos entre portugueses y españoles, presentes en dichos como: “De España ni buenos vientos ni buenos casamientos”, estamos convencidos de que se deben esencialmente al problema de los idiomas y la complejidad fonética del portugués. Cuando se supera la barrera idiomática, estos prejuicios, a menudo sobrevalorados, desaparecen de inmediato. Por otro lado, quisiéramos recordarles que aunque hay muchos lusófilos en Zamora, Salamanca y sobre todo en León, es importante subrayar que también hay muchos hispanófilos en Trás-os-Montes, es decir, personas que aman la cultura de expresión castellana y que nunca han coincidido con aquella estirpe de intelectuales con Eça de Queirós a la cabeza, comprometidos en convencernos de que París está más cerca de Lisboa que Madrid. Con la cooperación transfronteriza, de eso no dudamos, la convivencia entre las poblaciones Rayanas será cada vez mayor, más fraternal y generadora de bienestar, condiciones que podrían revertir la terrible tendencia de despoblamiento desenfrenado que azota estos territorios.

(*) Presidente de la asociación fronteriza Rionor