Imagino que ya tiene la respuesta: “Pues claro, chaval. ¿A quién no le gustaría ser rico? No he visto a nadie que no tenga entre sus objetivos mejorar su nivel de vida, progresar, cambiar de estatus. Todas y todos queremos ser ricos, aunque algunas personas lo nieguen”. Es posible, sin embargo, que alguien no tenga entre sus objetivos ser rico, al menos si la riqueza se entiende como acumular renta, patrimonio o bienes materiales. En cualquiera de los casos, seguro que la publicación de la nueva lista Forbes, que hemos conocido hace unos días, con las personas más ricas del mundo en 2020, le dará mucho que pensar. Yo, al leer la riqueza que veían mis ojos, empecé a echar cuentas para ver cuántos años debería trabajar para alcanzar al más rico: Jeff Bezos, el propietario de Amazon, que acumula una riqueza de 177.000 millones de dólares, es decir, 148.000 millones de euros. Me puse a echar cuentas y la calculadora me dijo que tenía que trabajar casi 4 millones de años para alcanzar al número uno. ¡Puf, qué barbaridad!

Pero ahí no quedó la cosa. Acostumbrado a entretenerme con la práctica de los juegos de simulación, pesqué de nuevo la calculadora y empecé a sumar la riqueza de las personas más ricas del mundo hasta comprobar cuántos de ellos tenían que juntarse para acumular tanta riqueza como el Producto Interior Bruto (PIB) de España. (Nota: Ya saben que el PIB es el valor del conjunto de la producción de bienes y servicios de un país en un año). Pues fíjense bien: lo que acumulan (en dólares) Jeff Bezos (177.000 millones), Elon Musk (151.000), Bernard Arnault y familia (150.000), Bill Gates (124.000), Mark Zuckerberg (97.000), Warren Buffett (96.000), Larry Ellison (93.000), Larry Page (91.500), Sergey Brin (89.000), Mukesh Ambani (84.5000), Amancio Ortega (77.000), Françoise Bettencourt Meyers y familia (73.600) y Zhong Shanshan (68.900) es tanto como el valor del PIB de España. Es decir, trece personas monopolizan tanta riqueza como el valor de lo que producimos 47.500.000 de españoles en un solo año. ¡Puf, qué barbaridad!

No sé qué pensarán ustedes, pero yo, cuando consulto las listas de las personas más ricas del mundo o de España y veo estas cifras, me echo a temblar. Que trece personas acumulen tanta riqueza como 47.500.000 de españoles debería conmovernos. ¿Cómo es posible semejante distribución de la riqueza? ¿No creen ustedes que es inmoral? ¿O será que los ricos se merecen su riqueza porque son más listos, han trabajado más que nadie, se han esforzado y, por consiguiente, es lógico que disfruten de un patrimonio que es fruto del riesgo, del tesón y de las energías acumuladas durante tantos años? Coincide que durante estos días estoy leyendo el libro “La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común?, de Michael J. Sandel, uno de los profesores de filosofía más famosos del mundo. Escribe el autor norteamericano: “Las sociedades occidentales padecen dos males relacionados, la desigualdad económica y la polarización política. En el marasmo resultante, parece que hemos perdido de vista la noción clave del bien común”. Pues eso.