Además de dedicar tiempo y dinero a la muralla de Zamora, el Ayuntamiento debería hacer lo propio con los contenedores. Sí, hombre, esos receptáculos que jalonan todas las calles del centro y de la periferia. De contenedores, Zamora va sobrada. Algunos, los más viejicos, están que dan asco. Entre la mugre que les invade por dentro y la que les mancha por fuera, son como un pegote en la vía pública. Por cierto, algunas empresas ubicadas en la ciudad, en lugar de utilizar el contendor propiamente dicho, dejan sus cajas y sus basuras adosadas a ellos que ya vendrá el camión de la basura para recogerlas.

A estas alturas, con lo evolucionado que está todo o casi todo, no entiendo por qué el Ayuntamiento no ha invertido en soterrar los contenedores. Por el bien de la ciudad y de los ciudadanos y para ponerle las cosas un poco más difíciles a las ratas. Haberlas, haylas, casi siempre pululan por entre los contenedores, sobre todo por entre aquellos que coinciden con una cloaca.

En el entorno de los supermercados, la atmósfera se torna irrespirable y el aspecto de los contenedores no puede ser más sucio y aparecer más cargado. Carga que, cuántas veces, acaba por los suelos. Cada supermercado cuenta con sus ‘rastreadores’, aquellos que van en busca de alimentos. No nos engañemos, unos los utilizan porque algo tienen que comer, pero otros, si el producto está en buen estado, lo revenden. Me lo ha contado una señora que aguarda pacientemente todas las noches a que el súper de turno cierre, para poder manipular a su antojo las distintas bolsas.

¿No sería mejor que estos establecimientos sacaran en sendas bolsas aquellos productos todavía comestibles y con la fecha de caducidad al límite y les hicieran entrega de los mismos en lugar de propiciar ciertos espectáculos indeseados? No creo que les suponga mucho esfuerzo. Es peor ver las basuras esparcidas por la calzada, sobre todo si los contenedores están hasta los bordes.

En el paisaje urbano ya no encajan los contenedores que el Ayuntamiento ha colocado por doquier, a veces en el sitio menos indicado. Un poquito de estética y de sentido común por parte de los artífices de la colocación de estos artilugios no estaría de más. Y no que siempre es la Policía Municipal quien tiene que resolver.

Ya va siendo hora de que el Ayuntamiento se ponga manos a la obra y acabe con tantas deficiencias como se observan en calles y plazas. La más sangrante, por lo que desmerece, es la de los contenedores. No creo que la inversión, en un cambio radical, tenga que ser millonaria.