No es muy proclive el presidente del Gobierno a comparecer ante la prensa. Lo ha hecho, por primera vez en 2021. Aprovechando su participación telemática en el Consejo Europeo, ha abordado temas de actualidad como la ruptura de la negociación entre el Gobierno y el PP para renovar el Poder Judicial´, diálogo al parecer frustrado, y la segunda regularización de don Juan Carlos, de hasta cuatro millones de euros.

El presidente del Gobierno no se ha andado con contemplaciones, mostrando su “rechazo” y “reproche” por las “conductas incívicas” manifestadas por el que fuera Jefe del Estado durante casi cuarenta años. Somos legión los que nos hemos sentido un tanto defraudados. Pero, también somos legión, los que pensamos que se ha inflado mucho esta historia y que se ha procedido al linchamiento del Rey emérito. De la noche a la mañana, esas sus actuaciones nada claras, han borrado de cuajo sus muchos años de servicio a España y a los intereses de las empresas españolaqs a las que fue abriendo camino por doquier.

No tengo nada que reprochar a lo dicho por Pedro Sánchez. Sí quiero añadir que me gustaría mucho que hubiera sido igual de puntilloso con las “conductas incívicas” de tantos de los suyos. De los de entonces y de los de ahora. Estoy pensando en dos ex presidentes de la Junta de Andalucía, de comportamiento absolutamente incívico, porque, a diferencia del monarca emérito, su actuación incivil se produjo con dinero público. Estoy hablando de Manuel Chaves y de José Antonio Griñán, de Magdalena Álvarez, que llegó a ministra en el Gobierno de Zapatero y de tantos rebozados de mierda hasta las trancas y salpicados por la multimillonaria corrupción que dejó a la política en Andalucía convertida en un estercolero.

En política, y visto lo visto hasta la fecha, quien esté limpio de culpa que lance la primera piedra. Ni los de siempre ni los nuevos partidos pueden hacer ni siquiera un amago de lanzar la primera piedra porque puede tener trayectoria de boomerang. No hay más que seguir por capítulos las corruptelas en las que se ha movido y se mueve Podemos. Lo malo de esta izquierda, que no de la izquierda, es que ven la paja en el ojo ajeno sin percatarse de la enorme viga que atraviesa los suyos.

PSOE, PP, Podemos, Convergencia o como quiera que se llame ahora, y el resto de partidos tienen el curriculum manchado de corrupción. A lo largo de sus respectivas historias, unos y otros, han protagonizado ‘conductas incívicas’. No están los partidos políticos en España para sacar pecho en lo tocante a honradez, transparencia y conductas cívicas