“El aconsejar es un oficio tan común que lo usan muchos y lo saben hacer muy pocos”.

Fray Antonio Guevara.

Recibía en días pasados, un whatsapp, del tenor literal siguiente:

“Hablar es una necesidad.

Escuchar es un arte”.

En el momento presente, donde la situación provocada por el coronavirus está generando tantas situaciones personales de inseguridad, estrés, ansiedad y depresión, lo que necesitamos las personas es apoyo y comprensión. Tener mucho tiempo libre ha ocasionado que muchas personas hayan profundizado y tratado de analizar interiormente sus vidas.

Seguramente, a poco observadores que seamos, hemos apreciado que alguno de nuestros amigos cuando ha deseado hablar con nosotros más que un consejo, lo que busca, porque verdaderamente lo necesita, porque así se aprecia en sus palabras sinceras y profundas, es nuestro apoyo y comprensión.

Para atender bien al amigo y a quien pida nuestro consejo, lo primero que hemos de tener presente es que hay que dedicarle nuestro tiempo, escucharle con atención y ayudarle a poner en orden sus pensamientos, si los tiene alterados, desordenados. La dedicación de tiempo a la familia, a los amigos, y a quienes piden nuestro consejo, es fundamental.

Es preocupante la falta de tiempo que, muchos alegan, cuando hablas con ellos, enseguida, te contestan que van muy pillados de tiempo y no pueden atenderte...

Leía recientemente y anotaba una refrán sobre la importancia del tiempo, dice así: “Quien da a tiempo buen consejo, da mucho más que si diera dinero: Porque el dinero se termina, pero la experiencia de lo aconsejado no se pierde jamás.”

Dicho lo anterior, honestamente creo que para saber aconsejar y dar un buen consejo lo primero que hemos de hacer es saber escuchar con atención, la falta de atención se nota al instante, se aprecia que, en tales situaciones, no hay empatía.

Además de saber escuchar con atención, es fundamental la empatía. He leído recientemente que la psicóloga Jenny Moix, define técnicamente la empatía como “la capacidad de sentir, imaginar o experimentar las emociones o estados de ánimo de otra persona”

A lo anterior, esto es, al saber escuchar con atención y, a la empatía, hemos de añadir la comprensión y sólo si el amigo o la persona que acude a ti en ayuda de consejo, y te lo pide explícitamente, aconseja tratando de orientar, sugerir, apuntar, etc...

Nunca podemos dar consejo en plan paternalista, hemos de ser sumamente prudentes y para ello, cuando demos un consejo jamás busquemos la aprobación.

Para concluir estás líneas, citaré las palabras atribuidas a La Rochefoucauld: “Es necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para recibirlos”

Seamos humildes a la hora de recibir un consejo. ¡Qué importante es la humildad!

Recuerdo haber leído un comentario sobre los consejos, dice así:”La verdad y los consejos son como un diamante, si te lo dan envuelto lo aceptas con gusto, pero no olvidemos que el diamante sigue siendo una piedra, y por muy hermosa que sea, si te lo tiran a la cara te dolerá igual.”

¡Qué importantes son las formas en las relaciones personales y sociales!

Salud.

Pedro Bécares de Lera