Señor Igea, desde el respeto más absoluto, tengo que decirle una cosa que nos afecta a todos y es preocupante. Usted es el encargado de darnos las malas noticias relacionadas con el Covid y anunciarnos las medidas que toma la Junta de Castilla y León, de la que usted es vicepresidente, para cortarle el paso al bicho, ¿verdad? Toque de queda, posibilidad de autoconfinamiento, medida que adoptaríamos motu proprio si fuéramos más conscientes de los peligros que corremos, stop a las reuniones de más de cuatro personas, la necesidad de que sean convivientes y cierre perimetral. Ahí es donde quiero llegar.

¿Podría explicarme en qué consiste el cierre perimetral? Hasta donde yo sé, el susodicho implica la imposibilidad de salir o entrar en una zona delimitada. Es verdad que se pueden establecer salvedades a la restricción por motivos justificados y creíbles. De ahí a salir o entrar como Pedro por su casa, media un abismo. Pues bien, en Castilla y León, me voy a referir en concreto a Zamora, este cierre perimetral no está vigente en cuanto a los hechos se refiere.

En mi tierra son muchos los que hacen caso omiso de sus indicaciones, entrando y saliendo según convenga. Unos para ir a la capital de la Comunidad, otros para ir de compras a otra provincia más lejana y cuántos de ellos para desplazarse a Madrid por motivos que hay que ser muy lelos para tragarlos. Eso, cuando en fin de semana no vienen y van en masa para estar con la familia. Francamente, ¿usted cree que así vamos a ponerle cerco al bicho? Pues no.

Lo siento por los que en verdad lo siento, por los sanitarios, por los médicos y enfermeras que se exponen a diario, por los conductores de las ambulancias, por nuestros ancianos, dentro y fuera de las residencias, muchos de los cuales siguen esperando una llamada para anunciarles que la vacuna les aguarda. Lo siento también por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que a veces reciben órdenes contradictorias por parte de quien en realidad tiene las competencias, el Gobierno central, y no saben a qué atenerse y que igualmente están expuestos cada vez que detienen un coche o paran a un peatón que no observa las debidas medidas. Con la Junta por un lado y el Gobierno por otro, el único que adelanta es el dichoso “bicho”.