Allí, cerca de Jerusalén, está Betania donde viven Lázaro, Marta y María. Tres hermanos. Tres buenos amigos de Jesús. Su casa de Betania será en aquel tiempo un lugar de hospitalidad y reposo para Jesús. Ahí, cerca del Obispado y de Cáritas, está la Casa Betania que Cáritas ha convertido en un lugar de hospitalidad y reposo al servicio de los más pobres. Para que Casa Betania, sea un hogar en el más cálido y entrañable sentido de la palabra fue bendecida por monseñor Fernando Valera, nuestro obispo que desde su llegada a Zamora está realizando una importante labor de conocimiento y de acercamiento a todos los zamoranos. Don Fernando se muestra incansable, sacándole todo el partido posible al día. A veces, tengo la sensación de que monseñor tiene el don de la ubicuidad.

Una vez más, Cáritas ha apostado fuerte por los más desfavorecidos. En esta ocasión por los ‘sin techo’, realizando una fuerte inversión en un edificio que se ha recuperado para cumplir con el precepto de la acogida al modo de los tres hermanos de Betania. Y lo ha hecho con recursos propios, porque ninguna administración, a las que Cáritas constantemente saca las castañas del fuego, ha apoquinado un solo euro. Ni para una silla, ni para un colchón, no han arrimado el hombro como hubiera sido de recibo.

Los ‘sin techo’ no son perros callejeros a los que se da una patada. Lo que los distintos gobiernos no hacen, ni el municipal, ni el autonómico, ni el de España, lo hace la siempre criticada Iglesia Católica que cumple al dedillo con las obras de misericordia corporales, dando de comer al hambriento, de beber al sediento, posada al peregrino, vestido al el desnudo… Porque la misericordia es eso, sentir las miserias del prójimo y como consecuencia de esa compasión ayudarlo y auxiliarlo.

Pero es que, además, Cáritas, como toda la Iglesia católica, cumple también al dedillo con las obras de misericordia espirituales, enseñando al que no sabe, dando buen consejo al que lo necesita, consolando al triste, perdonando las injurias, corrigiendo al que se equivoca… siempre presente en el perdón y la reconciliación. Estimo que la Casa Betania es un nuevo hito en la pequeña o gran historia que Cáritas de Zamora escribe todos los días, gracias a la mano firme de su director Antonio Martín de Lera, un sacerdote volcado en su misión que conoce su trabajo, como conoce al ser humano por y para el que trabaja. Pero es que, además, gracias a la Casa Betania, Cáritas ha creado diez puestos de trabajo. Una heroicidad en tiempos de crisis.