Cualquier situación socioeconómica debiera ser objeto de un análisis continuo al objeto de diagnosticar en cada momento su problemática y aportar, subsiguientemente, la solución óptima al satisfacer con plenitud las aspiraciones, las demandas, las inquietudes, como el pleno aprovechamiento de todo tipo de recursos humanos y materiales que cada grupo de habitantes y territorio tengan. Además, la rapidez en la toma de las decisiones; a que hubiere lugar a tales fines, que esa actitud conlleva; implica una aplicación menor de medios financieros al evitar demoras como el empeoramiento de la realidad a mejorar que, normalmente suele implicar la aplicación de más medios humanos, materiales y financieros.

Así, el estado estructural y coyuntural del medio rural, como el del urbano, tiene que ser conocido en “tiempo real”; hoy muy facilitado por las técnicas informáticas y de tratamiento de datos como el “big data”, la “inteligencia artificial”; porque de la “otra”, dicho sea de paso, …; etc., facilitando una información actualizada, veraz, completa y necesaria para conocer las carencias de las poblaciones y territorios “periféricos” especialmente, de escasa población, de bajísima densidad de habitantes por km2, de casi inexistentes espíritus emprendedores, empresariales, de innovación, etc., y así, en base a la información obtenida, las Administraciones Públicas, estatales, autonómica y locales; debidamente coordinadas, con espíritu de colaboración y cooperación como de lealtad institucional, como demandan el buen proceder, el sentido de responsabilidad pública y la Ley 40/2015 de Régimen Jurídico del Sector Público, art. 3º. 1.k); cumplan adecuadamente con sus obligaciones políticas al servir, con prontitud y plenamente, los mandatos legales que las regulan.

Y “claro está”, toda actividad tiene un “coste”, los activos humanos y materiales tienen unas potencialidades y posibilidades, la demanda ciudadana es una concreta en cada momento, que suele ir evolucionando a lo largo del tiempo, según cambian las costumbres, los hábitos de compra, las necesidades que se van satisfaciendo y de las nuevas que surgen, el nivel económico, profesional y cultural, la existencia de nuevas tecnologías los tipos y campos de aplicación, etc. lo que debieran conocer los cargos electos públicos, los directivos públicos, como los profesores universitarios, que algo debieran investigar cómo les exige la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, art. 1º.1 y los Estatutos de su respectiva universidad, los de la USAL se contempla, como uno de sus fines, en el art. 2ºa); como cualquier otra institución dedicada al estudio económico, como los “think tanks”, los ciudadanos especialmente interesados en analizar el por qué, las causas y los “remedios” a la denominada “España vacía”; hasta los escritores, como Sergio del Molino y su ensayo “La España vacía” , “sobre las raíces de un desequilibrio que hace tanto daño a la ciudad como al campo”, o los cineastas como Nieves Conde, con su película “Surcos”, sobre la emigración a Madrid desde el campo.

Y es que ahora, con la fibra óptima cuando esté totalmente disponible en todos los territorios patrios, la posibilidad de trabajar y/o teletrabajar en el medio rural, en los pequeños municipios se ve notoriamente facilitada para los profesionales “back office”, liberales, artistas, etc. Y es que también hay que procurar el ejercicio por uno mismo de las profesiones que por eso, entre otros motivos, se suelen denominar “autónomos”. De hecho, como pone de relieve el programa de Castilla y León Televisión, ”Me vuelvo al pueblo” hay personas que han regresado a pequeños municipios desde la “gran ciudad” y han emprendido negocios hosteleros, de restauración, de actividades deportivas y de ocio, principalmente, que al menos les permite vivir en un entorno tranquilo, sano, humanizado todavía, etc.

Marcelino de Zamora