El mundo poscovid entrañará numerosos cambios, y muchos de ellos pueden representar oportunidades para corregir fallos estructurales que han evidenciado fragilidades en el sistema productivo y en el mercado laboral. Queda claro que la pandemia ha generado un mundo más conectado y digital, que fenómenos como el teletrabajo, implantados con numerosos fallos, incluido el de la seguridad, por la improvisación a la que obligó la urgencia sanitaria, han llegado para quedarse. Por consiguiente, será necesario potenciar la presencia de perfiles tecnológicos en todos los sectores económicos.

Los expertos señalan en la misma dirección y Zamora cuenta con bazas para poder enderezar el rumbo y olvidarse del mercado laboral obsoleto y altamente temporalizado que la caracteriza desde hace décadas. El sector agroalimentario, fundamental, debe perfeccionarse y tecnificarse. El de los cuidados a mayores debe abrirse a perfiles altamente cualificados y existen iniciativas en marcha en ese sentido, como la Sylver Economy capitaneada por la Diputación de Zamora que recibió en estos días el visto bueno por parte de la Unión Europea. El turismo no desaparecerá, volverá cuando se logre vencer la alerta sanitaria, pero ni siquiera el mundo de los servicios debiera salvarse de una revolución que nos coloque, definitivamente, en la senda del desarrollo.

Zamora debe volver los ojos al nicho de talento de las aulas del campus Viriato dependiente de la Universidad de Salamanca. Grados como el de Ingeniería Agroalimentaria ya se encuentran entre los primeros puestos de rankings de prestigio como el de la Universidad de Shangai. Y, a su lado, se encuentran las enseñanzas vinculadas al grado de Informática. El mercado laboral que surge en estos días de negro panorama económico implica la formación de especialistas para la elaboración de programas en la nube, aplicaciones, la atención en remoto y el desarrollo de plataformas digitales que demandan tanto el consumo a gran escala como sectores más especializados como la banca o la farmacia. Los analistas para la interpretación del big data y, en particular la ciberseguridad, marcan una tendencia imparable hasta el punto de haber experimentado un crecimiento en la demanda de empleo en tiempos donde el paro y los Ertes son la tónica habitual.

También habrá cambios en el mundo de la enseñanza. La escuela de Magisterio de Zamora es una de las titulaciones más solicitadas por los estudiantes, no en vano existe toda una tradición de maestros nacidos en esta provincia y “exportados”, desde hace generaciones, a todas las provincias españolas. La nueva realidad a la que tenemos que hacer frente requiere docentes con habilidades tecnológicas para impartir conocimientos tanto de forma presencial como a distancia.

Con todas estas premisas, el campus Viriato de Zamora debería ser capaz de atraer a estudiantes de todo el mundo. Pero a excepción de enfermería, que representa, en cuanto a formación, la punta de lanza de la provincia en otro de los campos indispensables de ese futuro inmediato, la sanitaria o la mencionada Magisterio, la demanda se queda corta para lo mucho que ofrece el campus zamorano. Una oferta que se ampliará con titulaciones vinculadas a Robótica y Videojuegos, de fructificar el empeño del equipo del rector Ricardo Rivero, cuyas campañas de promoción, la más reciente con el Ayuntamiento de la capital, se han visto truncadas por la crisis del coronavirus. Ese impulso debe retomarse: Zamora reúne muchos factores que la convierten en destino envidiable por esa formación de excelencia, por tratarse de una ciudad asequible y segura, que puede ser ejemplo de equilibrio entre el mundo de las grandes urbes y una nueva manera de vivir, más acorde con el deseo de calidad y salubridad que la pandemia ha desatado entre la ciudadanía en general.

Las cifras de matriculación están, por ahora, por debajo de esas expectativas. En el último curso solo se matricularon 65 personas en Agroalimentaria; 197 en Informática; 106 en Ingeniería Civil. En esas estadísticas se observa, además, cómo la brecha tecnológica por géneros se ahonda en el campus de Zamora. Este jueves el Colegio de Ingenieros Técnicos de Zamora organizó una jornada ejemplar, destinada a despertar el interés de las niñas y futuras universitarias por la ciencia en general y por la ingeniería en particular. Si a nivel nacional solo una de cada cuatro matrículas en nuevas tecnologías corresponde a una mujer, esa proporción es todavía menor en la Politécnica de Zamora. El pasado año, de 197 matrículas formalizadas en Informática 170 eran de hombres y solo 27 de mujeres. Para caminar hacia el destino marcado, la sociedad debe hacerlo unida. El acelerón tecnológico marca un rumbo en el que hay trabajos que incluso están por aparecer. Si ahí está el futuro, ahí deben estar también las mujeres.

Quienes han peleado por estar en ese mundo, como las ingenieras participantes en la mencionada jornada, Eva Vega, Lillian Bouçada y Sara García, reflexionaron sobre los motivos de esa brecha. No hay falta de interés, sino obstáculos que aún deben salvarse en nombre de esa igualdad que las instituciones pregonan pero que aún tiene trabajo por delante para conseguir el calado social que se necesita, Este diario, galardonado en esa jornada por el Colegio de Ingenieros Técnicos por su contribución a la mujer y la ciencia, ha mostrado ejemplos que contribuyen a ese cambio necesario. Mujeres como la ganadora del premio E-Woman que organiza cada año LA OPINIÓN DE ZAMORA, Teresa de Pedro, física, pionera en informática y con una larga carrera en la que fue la primera en investigar sobre el coche autónomo. Ejemplos que, a mayores, demuestran lo que ese talento reunido puede hacer por su tierra.

Los deberes son muchos porque hay que cerrar esa brecha de género y, sobre todo, hay que empezar a creer en esa realidad formativa para mujeres y hombres que ofrece la Universidad. También las de especialidades de Formación Profesional que incluyen ciberseguridad en ramas impartidas en institutos zamoranos. Esa fe debe construirse desde la base de la propia sociedad zamorana. Lo bueno no siempre está fuera de los límites provinciales y la crisis del coronavirus ha dejado patente que estadísticamente, una gran urbe puede ofrecer tantas oportunidades como dificultades casi insalvables para salir adelante. El rector Rivero aspira a que Zamora sea referente de excelencia en la formación y esa máxima debemos grabarla a fuego los padres de futuros universitarios y los responsables de las instituciones zamoranas.

La segunda condición para proseguir el camino hacia el porvenir requiere evitar que ese talento se fugue para no volver. El teletrabajo abre una vía de exploración para las grandes y medianas corporaciones. Proyectos como la creación del parque tecnológico en colaboración con el exitoso Instituto Politécnico de Braganza por parte de la Diputación, despliegan otro abanico de oportunidades para un objetivo ineludible: darle la vuelta al sistema productivo de la provincia y colocarnos en posición puntera. Solo así saldremos del puesto de farolillo de la España Vaciada. La apuesta es de calado, como la crisis que propicia el cambio, pero Zamora debe apuntarse a la tecnología y la investigación, Una mujer de ciencia, pionera, la bióloga Margarita Salas, vinculaba la felicidad social al desarrollo científico. Y avisaba: “Un país sin investigación es un país sin desarrollo”. Las dolorosas pruebas de ese enunciado están a la vista.