Decían nuestros "yayos" que una de las características que diferenciaban al denominado ser humano del resto de los animales era su capacidad de comunicarse con sus semejantes, especialmente a través de la palabra, como manifestación, y exteriorización, de sus pensamientos, de sus deseos, de sus necesidades, de compartir sentimientos, etc., lo que ponderaba, en quiénes así procedían, su talante humano, su "disposición natural del ánimo o manera de ser", en el sentido "antiguo" de la expresión; es decir, su afán de transmitir experiencias y saberes que le pudieran ser útiles a los demás, como manifestaciones de su solidaridad ante "eventos" dolorosos; como, también, de colaborar con otras personas en el ámbito laboral, cuando cada vez se precisa más el trabajo en equipo, para responder adecuadamente a las demandas de la clientela, y el ejercicio profesional requiere más especialización y, subsiguientemente, más cualificación y coordinación entre la plantilla de la organización de que se trate.

Los avances de la investigación de estas últimas décadas, especialmente en el ámbito de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las famosas T.I.C.´s, "vulgo" informática; han posibilitado, y facilitado, la intercomunicación entre los seres humanos, especialmente a través de los denominados "smartphones", "o sea se" que dirían los "castizos", teléfonos inteligentes, juntamente con avanzados programas y aplicaciones informáticas, y la instalación de las infraestructuras, como son las antenas, el cableado de fibra óptica, los satélites, etc., lo que también ha implicado la inversión de gran cantidad de recursos financieros, de creación de nuevas empresas, de puestos de trabajo, etc; todo muy positivo si, como todo instrumento nuevo, se utiliza convenientemente, aprovechando todas sus posibilidades, para conseguir una mejora de las relaciones humanas de todo tipo, sean de carácter profesional, familiar, o de cualesquiera otra naturaleza; pues, a veces, como nos ponen de manifiesto los medios de comunicación un día sí y otro también, se emplean para realizar conductas tipificadas en el Código Penal, por causar daño a otros, como son, entre otras, el acoso a través de los "celulares", de "ordenatas" y demás "hardware", al uso.

Pero como todo "pecado", también puede ser de "omisión", y nos referimos, "al hilo" del presente texto, a la falta de la más elemental norma de lo que "antiguamente" consistía la educación, que era, por ejemplo, contestar "a las cartas", a los "telegramas", a las "llamadas de teléfono" y demás requerimientos de nuestros semejantes; cosa a que a la recíproca también se desea por parte de todos, obviamente; pero es que en la realidad, entre otros motivos, por la falta de sinceridad de las gentes con los demás, suele suceder que esos mensajes escritos, los famosos "WhatsApp"; que supone que "la mensajería y las llamadas son rápidas, simples, seguras y gratuitas, disponibles en teléfonos alrededor del mundo" ; de los que, por cierto, tanto se abusa, en vez de conversar telefónicamente, por el mismo "coste" y con la ventaja de que se recogen más matices, de que se aclaran y perfilan mejor todo lo relativo al motivo de la comunicación y por ello se resuelven mejor y antes el tema que la motiva; que se transmiten a través del móvil, se dejan sin contestar, ni siquiera con un par de palabras, un "gracias", un "emoticón", etc; poniendo de manifiesto la más elemental falta de corrección por parte de quiénes así se comportan, con su subsiguiente descalificación personal y profesional; lo que, a veces, pudiera conllevar también la perdida, en el futuro, de contacto con quienes, con tanto desprecio y carencia de la más elemental consideración hacía los demás, así se comportan. Y lo curioso que este proceder es predicable de todo tipo de sujetos desde "profes" universitarios con cargos académicos del más alto nivel y rango, "profesionales liberales" hasta presidentas de asociaciones de vecinos, etc., que se supone que, por sus actividades, las relaciones públicas, entendidas como " promover o prestigiar la imagen pública de una empresa o de una persona mediante el trato personal", debieran ser "norte y guía" con todo el "mundo", al ser la base de las mismas, precisamente, saber comunicarse con todas las personas implicadas en sus respectivas responsabilidades y subsiguientes obligaciones.

Este "hacer mutis" desorienta al "comunicante", y le desilusiona al "degradar", "menospreciar" y "desconsiderar", etc., a los "no dados por enterados"; y, como siempre, expresión de la falta de educación, de la hipocresía, del aparentar lo que no se es, de "interpretar un papel" que no se corresponde con la realidad; de la falta de empatía...; pues si hubiere "algo que decir, se dice", eso sí con educación.