Hoy en Zamora, como en el resto del territorio nacional, se celebra la festividad de los Santos Ángeles Custodios, patronos de la Policía Nacional. Por lo tanto, están de fiesta. Los actos se inician en nuestra ciudad, en la Iglesia de San Vicente, con una misa para, a renglón seguido, proceder al acto institucional de imposición de condecoraciones en el Teatro Principal. En verdad que la Policía, nuestra Policía, lo hace emotivo y cercano. Como zamorana me siento muy orgullosa de los hombres y mujeres que son el alma de la Comisaría de Policía de Zamora, por su tesón de hierro como reza el título de su himno, por su entrega, por su coraje, por su espíritu de servicio, más allá del tan manido "para eso les pagan" que suelen soltar con desprecio ya sabemos quiénes.

De su himno me quedo con todas las estrofas porque todas ellas definen muy bien el trabajo y el carácter de este Cuerpo armado, sin embargo quiero resaltar estás en concreto que forman parte del estribillo: "Policía Nacional; mi corazón no conoce el desaliento; tesón de hierro sostiene los cimientos de la concordia, el respeto y la igualdad. Policía Nacional, misión audaz para un mundo más seguro; labor tenaz en defensa del futuro; de los Valores, la Paz y la Libertad".

Romanticismo aparte, porque en su historia también hay retazos de romanticismo, me gustaría pedirle a sus ángeles, además de protección en su trabajo, desde el más rutinario al más peligroso y difícil, que de una vez por todas iluminen a quien corresponda para que, de una puñetera vez, dejen de engañarles y equiparen su salario, que es de risa, al de las policías autonómicas que no voy a mencionar, porque están en la mente de todos. Que en lugar de tirar en chorradas tanto dinero como tiran los distintos Gobiernos de España, se acuerden de tan importante colectivo que es al primero que recurren cuando vienen mal dadas, cuando las policías autonómicas no saben y hace falta la experiencia y el tesón de estos hombres y mujeres que también lo dan todo por la Patria. Incluso a veces los convierten en cabezas de turco para salvar tal o cual situación que permita a los políticos lavarse las manos.

Es inexplicable que se estipule en euros, los millones que hacen falta para la equiparación de salarios y que, llegada la hora de la verdad, lo rebajen a la mitad. Construyen con mentiras el edificio de las promesas y luego son incapaces de cumplir su palabra. Menos mal que la Policía no es tonta, como suele decirse, frente a la delincuencia, pero también frente a unos gobernantes que están en deuda con todos ellos. A los ministros del Interior se les va la fuerza por la boca pero nunca cumplen lo que prometen, las expectativas, por lo tanto, son nulas. Menos mantener asociaciones de dudosa catadura, menos sufragar los gastos de colectivos que no aguantarían la prueba del algodón y más cumplir con quienes tienen que hacerlo de una vez por todas.

Hay mucho chiringuito por ahí que se mantiene abierto gracias a la pertinente subvención del Estado. Que los cierren de una vez y destinen ese dinero a dotar convenientemente a la Policía Nacional, a incrementar el número de efectivos y a dignificar sus salarios. Mucho me temo que, desgraciadamente, no lo verán mis ojos. Por eso ruego a los Ángeles Custodios que establezcan prioridades y que empiecen a incluir esta entre las principales. Menos mantener con dinero público a vagos y maleantes, a cargos de confianza que salen por un ojo de la cara, y más dinero a destinar a la Policía, que también tienen familias que mantener.

Que la concordia, el respeto y la igualdad sea recíproco. Que no sean ellos los que dan para luego recibir la coz de la indiferencia. Enhorabuena a todos y que se haga justicia con su eterna reivindicación.