Todos, sin excepción, tenemos que utilizar nuestras capacidades físicas, psíquicas, intelectuales, etc., para adquirir el máximo de conocimientos profesionales y de todo tipo, como pueden ser, entre otros, los de naturaleza cultural; para servir más y mejor a la sociedad, a la ciudadanía, de la que formamos parte; y procurar con nuestro esfuerzo, trabajo, afán de superación, colaboración en equipo sea laboral o de otra naturaleza, etc; hacer un mundo más desarrollado en todos los ámbitos, sean los relativos al bienestar material y espiritual, a la participación ciudadana en los asuntos públicos, a la salud, y demás.

Es, consecuentemente, por todo ello, y para lograr el bien de todos, que todos tenemos la obligacion profesional, ética, moral, directiva, ciudadana, en su caso, etc., de poner todo, y procurar tener y aplicar, el sentido de la responsabilidad, para aprovechar al máximo con utilidad y añadiendo valor a nuestro tiempo, lo que contribuirá a solucionar más y mejor las aspiraciones, los deseos, las demandas, los derechos, las necesidades de nuestros semejantes.

Especial responsabilidad; de que, especialmente, los recursos humanos, todos sin excepción, se empleen al máximo debe exigirse a las administraciones públicas, por su contribución al interés general; tienen los alcaldes, presidentes de Diputación, concejales-delegados de personal, diputados-delegados de personal, y jefes del servicio de Personal, "Desorganización" y Recursos Humanaos, de que todos sus empleados públicos, repito una vez más para que se me entienda mejor si cabe y, en base a la autonomía de la que gozan para configurar el organigrama, la relación de puestos de trabajo, la oferta de empleo público, los programas de acceso a la función pública, los procesos selectivos, la adscripción a los diferentes puestos de trabajo, la designación a éstos por libre "arbitrariedad"; aunque algún aspirante a la presidencia de la Junta de Castilla y León ha manifestado, que tratará de motivar a los empleados públicos, etc., lo que requiere su justa ponderación, respeto a su dignidad personal y profesional, tantas veces pisoteada por intereses o motivos espúreos o personales; consigan las Administraciones Públicas contar con los mejores para que las funciones y competencias que las leyes les atribuyen se alcancen al máximo para bien de los administrados, a los que se deben.

Y poco hemos cambiado desde la Antigua Grecia, con el ostracismo, "el destierro a que se condenaba a los ciudadanos que se consideraban sospechosos o peligrosos...", según Wikipedia; contrario a lo acabado de manifestar para lograr un mejor y completa utilización de los medios humanos para lograr el fomento de lo público; y que según la segunda acepción del diccionario de la RAE lo define como "2. m. Apartamiento de cualquier responsabilidad o función política o social".

Menos mal que existen tribunales de justicia, como el Constitucional el pasado mes de mayo y en base a un Recurso de amparo promovido por un funcionario, por reclamación en materia de acoso laboral, por vulneración del derecho a su integridad moral, debida a la marginación laboral deliberada, incursa en abuso de poder o arbitrariedad; declara "Que ha sido vulnerado su derecho básico a la integridad moral' (art. 15 CE); y obliga a "restablecer en su derecho, y, en consecuencia , declarar nulas las resoluciones....", de un cargo político, de las Salas de lo contencioso-administrativo de los Tribunales Superior de Justicia y del Tribunal Supremo.

Los sinsabores, las molestias, los disgustos, la desmotivación, los perjuicios de todo tipo, como son los económicos y, sobre todo, psicológicos, etc., que haya sufrido este empleado público, injustamente, han debido de ser incalculables para él y su familia. Y por supuesto el político del organismo al que está adscrito, el secretario general que debiera conocer, guardar y hacer guardar las leyes, como los magistrados de los Tribunales antedichos, han quedado a la "altura del betún"; dándome la impresión de que han querido olvidar los principios generales del Derecho, las prescripciones de Derecho Natural que se enseñaban en el primer curso de la estimada y recordada Licenciatura de Derecho, de la Filosofía del Derecho, de 5º Curso, como el ordenamiento jurídico vigente "ad hoc", etc.; como también parece no tener en cuenta que también son funcionarios y pueden, antes o después, padecer el ostracismo; a parte que, insisto, su supuesta valía profesional y personal ha quedado por los suelos; pues no se puede, ni debe "retorcer" el espíritu y la letra de la legislación, además de aplicar el principio "in dubio pro reo", por decirlo analógicamente de alguna manera.

"Arrieros somos"; y, por cierto, cuando se visita el camposanto, a rezar a los queridos ancestros, y se ven ciertas lápidas y nichos, se recuerda, se piensa, se deduce...., pero los católicos tenemos que ser misericordiosos, perdonar y "olvidar", como nos dicta la recta conciencia, el sentido de la humanidad, y la Doctrina que seguimos y debemos observar.