La decisión de cambiar el acceso a la Catedral a otra posición dirigiendo su mirada a la ciudad fue una medida que buscaba el acercamiento de los ciudadanos al culto y el de demostrar su autonomía en relación al Castillo, entidad representativa del poder real. Era una decisión relevante pues orientaba el desarrollo de la ordenación futura de la ciudad. La presencia del monumento adquiría un caracter de foco al que confluirían todos los puntos de vista de su entorno y la creación de espacios alrededor de la nueva centralidad. Acometer tal tarea implicaba poseer una dosis alta de poder por parte del obispo promotor, pues medida tan radical no solo suponía el de cambiar la imagen pública de una arquitectura propia que se había desarrollado durante la Edad Media, por otra de un nuevo estilo, y que se había desarrollado en la Italia renacentista y que se inspira en las formas del mundo clásico. Nuestro obispo no atiende de tales casticismos como era el plateresco, que en este país vino a suceder al estilo gótico,y prefiere adoptar las ideas que apoya el papado en Italia. Para dar idea del significado del nuevo estilo, y de cómo se encuentra con la competencia de las formas derivadas del arte medieval aparecen casos como el del Monasterio del Escorial, en el que gracias al empeñó de Felipe II en que se construyese de acuerdo con los cánones más puros del clasicismo innovador, se apartó de las formas heredadas y se aseguró de su pureza mediando la aprobación de sus planos por parte de la Academia italiana de las Artes de Florencia, y del cumplimiento de los cánones de la nueva expresión arquitectónica. Lo corriente en nuestro país por parte de la actitud de los responsables que han velado por la calidad de las obras de arquitectura situadas en zonas de carácter histórico han sido de oposición a cualquier cambio que se apartase de las trazas convencionales de las obras con las referencias históricas que el uso consagró. Como ejemplo, y ya en plena actualidad, en el proyecto del nuevo puente sobre el Duero, en la zona del Campo de la Verdad, se exigió al proyectista que se atuviese a las formas compositivas propias del milenario puente romano existente, a pesar de la diferencia de las innovaciones técnicas y losnuevos materiales empleados.

En el caso que tratamos, habría que indagar cómo se pudieron abandonar las líneas tradicionales, que deberían haber armonizado con las de la arquitectura original del monumento.Y en su lugar se opta por un tipo de composición propia del clasicismo renacentista, una versión, digamos de estirpe vaticana.

La implantación del nuevo pórtico iba a ocultar las trazas originales de su fachada lateral, que se vió convertida en principal, y que además quedó recortada por la adición del cuerpo de un nuevo claustro, tambien de corte clasicista, sobrepuesto a su frente original. Con lo cual la vision del conjunto catedralicio quedó irreconocible, suprimidas las trazas originales de su pasado medieval. Aquí sí que merecía la pena estudiar el proceso y los conflictos generados en aquellas circunstancias. En cualquier caso, se trata de llamar la atención de una figura tan singular como la que fue este obispo responsable de una reforma con tanta repercusión en el desarrollo de la ciudad, que mas parece de un papa italiano

El objetivo de aumentar la imagen del templo a los fieles se vió satisfecha. Atrás en un segundo plano quedó el Castillo, que parece que iba a expresar en sus propios muros la pérdida del protagonismo político que tuvo en la ciudad del pasado. Y que otro acontecimiento como la construcción del nuevo consistorio municipal al final del eje vertebrador del antiguo barrio iba a confirmar.

A partir de la reforma que suponía el nuevo acceso a la Catedral, la ciudad quedó expectante frente al desafío de su trasformación, con un nuevo foco urbano y con las consiguientes actividades que la ciudad iba a demandar. De momento se daban las circunstancias de que la ciudad que se había extendido rodeando al monumento con usos subsidiarios para dependencias tales como huertos, camposantos y alguna construcción auxiliar. Se daban así las características propias del suburbio. Ahora la ciudad se veía sola y forzada a asumir el nuevo desafío.