Meter mano a algo viene a significar algo así como tocar, intervenir, manipular. Otra cosa es meter mano a alguien. Tiene muchas acepciones ya que en el terreno sexual significa 'tocar las partes íntimas de una mujer o un hombre'. De todo un poco hacen Hacienda y la Seguridad Social a empresarios sobre todo y a trabajadores también, no tanto en las nóminas, que son habas contadas y transparentes, como en negocios de todo tipo, en transacciones o en impagos. Una y otra nos tienen cogidos por la parte más dolorosa: el bolsillo. Y quien piense que puede engañar, que puede defraudar, que puede escamotear, aunque sea un solo euro, a esa institución que sólo en teoría somos todos, se equivoca.

Hacienda no pasa ni una. Se tira a la yugular del contribuyente a la más mínima. Lo que no se entiende bien es que traiga mártires a los empresarios honrados que pasan por alguna dificultad, que en un momento dado deban retrasar algún tipo de pago y que se les ve a la legua que tienen ganas de cumplir, ganas de pagar, ganas de seguir adelante, y sin embargo nada pase con esa caterva de vagos, algunos también maleantes, que ganan una pasta gansa en las televisiones patrias, por despellejar a este, santificar a aquel (los menos) y no dejar títere con cabeza en general. Gentes que ganan una pasta gansa, como se dice, rumorea, y comenta que ocurre con los apesebrados en ciertos programas, además de cantantes, toreros, deportistas, actores y actrices.

Dónde coñe meten el dineral que ganan, qué hacen con él, todos cuantos tiene Hacienda pillados por el bolsillo. Uno de los casos más flagrantes tiene nombre propio: Isabel Pantoja. ¡Quién te ha visto y quién te ve! Creo que ha estado por Honduras y no de gala, si no en plan 'superviviente', aguantando carros y carretas en una edición en la que se ha comido más que nunca y en la que ha tenido más privilegios que ningún otro concursante a lo largo de las distintas ediciones. La Pantoja se ha vendido a Mediaset por una suma millonaria que no todo el mundo tiene la suerte de ganar, a veces por hacer el imbécil. Suma que le servirá para hacer frente a la cuantiosa deuda que tiene contraída con Hacienda y que la trae por la calle de la amargura. Nunca una amargura realmente amarga como pudiera ser la suya y la mía, más bien una amargura llevable, una amargura soportable.

Mediaset la ha fichado por una cifra millonaria, sí. Se habla de dos millones de euros, vaya a saber qué habrá o dejará de haber fuera de contrato, y somos muchos los que nos preguntamos a qué espera Hacienda para entrar a saco. A esta señora le aparecen las deudas con Hacienda como los topillos en verano por tierras zamoranas. Nada se sabe de si ha finiquitado o no sus tribulaciones con Hacienda, sólo trascienden sus gastos con el bisturí para embellecerse, la compra de ropa, la celebración en Cantora y por todo lo alto de su cumpleaños y la próxima adquisición en una urbanización de lujo cerca de los estudios de la Tele5 de una vivienda también de lujo, que la sacará de su finca, y junto a ella su madre y su hermano Agustín. ¿Y Hacienda?

El fisco no hace más que reclamar cuantías elevadas a la tonadillera, pero nunca sabemos si se han satisfecho, si se van a satisfacer y cómo es posible que en su cuenta corriente entren honorarios cuantiosos, si lo primero que hace el Fisco es embargar las cuentas de los deudores. No creo que haya dos varas de medir dependiendo de la fama de unos y otros contribuyentes. Los varapalos de la Agencia Tributaria le llueven a la cantante y sin embargo, en lugar de quebranto se la ve feliz como unas pascuas. Y mire que tiene que ser apetecible meter mano a la Pantoja. En lo económico, por supuesto.