Reelegido Guarido (el de IU) alcalde de Zamora, con 1 de cada 2 votos (más de 16.000, y 14 concejales de 25) en mayo del 2019, y siendo las próximas elecciones municipales dentro de 4 años...

Imagina que en la parte trasera del Ayuntamiento se amplía su espacio y se pone un ascensor.

A su vez, el Museo de Arte Contemporáneo Baltasar Lobo ya está en funcionamiento.

El Mercado de Abastos resucitado, abrió sus puertas.

La Policía Municipal está en el antiguo Banco de España.

La ciudad cuenta con su primer centro cívico en Cardenal Cisneros.

El antiguo matadero en San José Obrero, dedicado a otras funciones, se puso en marcha

La muralla ya está despejada, arreglada y adecentada.

Los bomberos cuentan con un nuevo parque moderno y adecuado.

El uso que el Ejército determine para Monte la Reina atrae al alfoz a 3.000 personas.

El nuevo Museo de Semana Santa se convierte en realidad.

El Teatro de la Universidad Laboral (900 localidades) vuelve a funcionar y muestra su esplendor.

El Conservatorio de Música emerge del agujero existente a la vera del citado Teatro.

Se comienzan las obras del gran complejo de aparcamientos subterráneos y oficinas municipales en la actual manzana que está frente al antiguo centro médico.

La ciudad mejora su iluminación festiva y no festiva (aunque esto se ha puesto más que nada para no dejar las cosas que vienen con el número 13).

Pues bien, ante este panorama, factible para los 4 años del mandato que comienza ahora, y aunque algunas no dependan del Ayuntamiento, lo cierto es que si la gente las ve (son edificios en su inmensa mayoría) y las disfruta ( 3.000 personas viniendo a vivir a la zona de golpe es una lotería para la Zamora vacía) las identificará con su alcalde.

Y en el 2023, la Zamora que viene será otra (próspera y prosperando).

Por lo que la gente mirará asombrada hacia el balcón del Ayuntamiento, a ver quien dirigió todo esto, encontrándose en él a Paco Guarido (el de IU), que con la camisa con que entró en el 2015 está dispuesto a irse a su casa, tal y como llegó a la Alcaldía (según dijo y anunció).

Promesa que no podrá cumplir porque oirá que le gritan, a plaza llena: "Sigue".

Y seguirá tanto años que la camisa se le apolillará. Mientras la ciudad se desapolilla.