No es ocioso recordar, como una cuestión de principios, que Castilla y León es la Comunidad más extensa de España y de las mayores Regiones de la Unión Europea. Tiene 2.248 municipios, nueve Diputaciones Provinciales y desde La Constitución Española y el Estatuto de Autonomía cuenta con Procuradores que nos representan en las Cortes de Castilla y León, recogiendo la mejor tradición de las Cortes Medievales, cuna del parlamentarismo en el mundo. También tiene un Presidente que es investido por las Cortes y este nombra a los Consejeros, es decir la Junta o Gobierno de la Comunidad. Nadie nos podrá negar la condición histórica de nuestra Comunidad, que como decía Sánchez Albornoz: "hizo a España" Esta condición nos debe exigir un comportamiento consecuente, serio y solidario con el resto de los ciudadanos españoles y europeos.

Acabamos de asistir a unas elecciones legislativas, y sin pausa ya estamos convocados para celebrar nuevos sufragios y elegir a nuestros representantes en los Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas y el Parlamento Europeo. Una demostración plenamente democrática como expresión práctica, que es en lo que se ha convertido España después de los largos años de dictadura.

Con los resultados de las últimas elecciones legislativas, los españoles hemos decidido apostar por un proyecto de cambio en nuestro País. Para soñar con una España que aspira a un futuro de progreso, con la mirada atenta en términos de desarrollo social, de mayor igualdad y también de fraternidad y solidaridad. Ese compromiso e integración, supone un liderazgo político y significa una voluntad para evitar la confrontación y facilitar la inclusión e integración.

Por lo tanto es de desear que en esta nueva campaña electoral no se produzcan situaciones como en las pasadas legislativas, en las que las tres derechas se dedicaron, en una buena parte de los debates, más que a exponernos sus respectivas propuestas programáticas, a celebrar "primarias" entre ellos, para disputarse el electorado de la derecha. Esperemos que como consecuencia de ese comportamiento no se produzca "una coalición de perdedores" y aun peor, que sea así su comportamiento a lo largo de toda la legislatura.

Volvamos a nuestra Comunidad, en donde por su complejidad institucional y poblacional, es necesario que cada formación política muestre cuáles son sus, ofertas y programas. Que estos proyectos expresen con claridad cuáles son sus compromisos y cómo afectarán a los ciudadanos, con propuestas razonables.

Es evidente que tenemos que mejorar las condiciones y calidad de vida con sentido imaginativo. También favorecer el sentimiento de pertenencia, cierto orgullo y una mayor autoestima, aunque solo sea para combatir la tristeza y ambigüedad puramente burocrática que hemos vivido en estos ya largos años de gobiernos de la derecha, que no han sido capaces de trasmitir ni oportunidades, , ni ilusión , ni siquiera esperanza.

Desde estas sencillas reflexiones, quiero hacer un llamamiento a mis conciudadanos castellanos y leoneses, (también a los castellanoleonés como es mi condición y voluntad) que las elecciones, en un país democrático, es la mejor ocasión para expresar la voluntad colectiva y solidaria de una Comunidad que aspira a "no ser menos que nadie" como reza en el escudo de Medina del Campo.