Si estuvo alguna vez por los techos de Notre Dame, no ha de extrañarle lo que ha pasado. Yo también lo pensé. Aquí sube un distraído o un cantamañanas y con una cerilla acaba con todo. Dicen que si fueron las colillas aún vivas de cuatro obreros, a los que imagino con un pañuelo de puntas anudadas sobre la cabeza y camiseta blanca de tirantes, discutiendo sobre el VAR. O que a alguien se le cruzaron los cables y saltó una chispa. Es igual ya. Lo que creo es que llevaban mucho tiempo abriéndosela a los turistas, se olvidaron de su valor, y esa es la razón de su descuido. Ahora, para salud y elogio de milmillonarios, le pondrán teja nueva ¿Quién se va a resistir a visitar la Nueva Notre Dame de Todos los Millonarios?

Nuestra Señora de la Constitución corre el mismo peligro. Está construida, en su parte más alta, con madera desnuda, y estos días andan muchos cables echando chispas y alguno con la pava colgando de la boca dando gritos de "a mua la legión". A ver si se le cae y la prepara. Ya hemos visto que sus vidrieras, es decir, sus artículos, por muy bien forjados que estén, a algunos sólo le sirven de selfie; después ya verán cómo los interpretan y a qué amigotes dan pase sin hacer cola, tras adueñarse de ella.

Los turistas entraban en Notre Dame, a mi parecer, con muy poco respeto. Algunos hasta le ponían pegas: "pues no es para tanto", y dejaban correr a los niños que empujaban a una pasionaria de la arquitectura social, sentada en silencio, recordando a La Nueve entrando en París tras expulsar a los nazis. Nuestra Señora de la Constitución también corre peligro si la corrigen reaccionarios que quieran que sirva de culto religioso en vez de estructura civil para que jorobados por la desigualdad toquen las campanas y que se oiga, y nadie olvide, que el hermano político del rey de España está en la cárcel; que la mayor brecha económica está entre los empleadores y los empleados; que la mayor brecha moral está entre los que se enriquecen, caiga quien caiga, y los trabajadores honestos y solidarios; qué la mayor brecha salarial está entre los que salen en el famoseo televisivo y los que no les llega el sueldo para formar una familia; que la mayor brecha de poder está entre el empresariado con toda la fuerza de negociación y los sindicatos sin ninguna; que la mayor brecha política está entre el Fondo Monetario Europeo y los parados de larga desatención sanitaria y desahuciados.

Ese jorobado de Notre Dame, Quasimodo, que cree que el planeta es una esmeralda y el único lugar donde vivir y mirarnos de igual a igual mujeres y hombres. Porque, estando allí, también pensé en el cambio climático levantando el nivel del Sena y arrastrándola. La recuerdo, pese a su volumen, frágil. Como veo a Nuestra Señora, cuando la vulneran, la ignoran, la mencionan sin conocerla, la eluden, la traicionan, y temo que una riada la convierta en papel mojado. Temo que por desprecio y abandono no tengamos la oportunidad de irla reparando, que un día venga el de la pava, o el de la mano que esconde las espinas de su rosa, o el del soplete con goma de butano y su compañero de mono azul, y en una chispa se nos vaya. Acaso también, si sucede, milmillonarios la recompongan a base de billetes y le pongan otro techo y nos echen a los jorobados, quedándose con Esmeralda.