La verdad, muy limpios no han sido los bolazos cuando han manchado el pavimento de la calle Santa Clara y la fachada del otrora Heraldo de Zamora, de colorines amarillos, verdes, azules, rojos. Bolas de pintura que unos presuntos vándalos o vaya usted a saber han arrojado la madrugada del lunes al martes contra la publicidad estática de Vox en su oficina de Zamora. Es cierto que la oficina en cuestión no cuenta con actividad alguna, pero sí ha sido utilizada por la formación de Santiago Abascal para colocar la publicidad de cara a las elecciones generales.

La puesta en escena fue muy aplaudida por los que aplauden a Vox, por los que no lo aplauden y por los que, presos de miedo y complejos, se limitan a aplaudir en privado. Tanto han dicho y repetido, a propósito de Vox, "que viene el lobo" que algunos se lo han creído y por si muerde andan reunidos en la "clandestinidad" y poco menos que ocultos en 'catacumbas' para pasar desapercibidos. Quizá por eso, los que han dado la cara son unos valientes. Usted no vea la de novios que en Zamora tiene esta formación, novios que incluso le han hecho la pertinente declaración de amor pero que a la hora de dar el paso hacia el altar se han quedado varados como las ballenas. Entre miedos, convencionalismos y complejos, ya se sabe.

Pues nada, que gente sin identificar que vaya usted a saber si se trataba de vándalos, de alanos o de suevos se dedicaron con premeditación, alevosía y nocturnidad, a jugar al tiro la bola de pintura, a ver quién atinaba más sobre Santiago Abascal, Javier Ortega, en fin, aquellos cuyo rostro asoma en el escaparte alto del antiguo establecimiento. Es una pena porque los responsables de Vox en Zamora hicieron una "performance" que sorprendió a muchos. Se lo curraron y ahora han sufrido el primer ataque, bien es verdad que no verbal. A estos últimos creo que ya están bastante acostumbrados. Aquella puesta en escena contó con la presencia de Rocío Monasterio, presidenta de Vox en la comunidad de Madrid. Fue algo novedoso, diferente. En Zamora todo es tan clásico, todo tan a la antigua usanza, que la performance de esta formación no dejó de sorprender.

El logotipo de Vox y la cara del líder del partido se llevaron la peor parte de los bolazos pintureros. Los restos de pintura también han alcanzado a otros carteles e incluso a los comercios que se encuentran en los bajos amén del pavimento. No sé a santo de qué este tonto ataque. Cuanto más arremeten contra Vox, cuando más se intenta amedrentar a los ciudadanos, cuanto más se critica a sus líderes y a sus políticas que todavía no se han llevado a cabo por obvias razones, más adeptos consigue esta formación, más gente se queda con sus mensajes, más ciudadanos los contemplan como mártires y ya sabemos la empatía que se produce a renglón seguido.

Es curioso que se sigan estableciendo ciertas líneas rojas entre Vox y los demás, precisamente porque algunos de los demás, que sí llevan a cabo las políticas que preconizan, sí producen miedo, sí intentan desestabilizar, sí intentan romper con lo establecido, sí que ponen en riesgo la unidad de España. Ese es el fuerte de la formación de Abascal y la debilidad de los que en las encuestas pierden fuelle. Y más que perderán a raíz de los dos debates seguidos, lo nunca visto, a causa del no es no de Rosa María Mateos y de Pedro Sánchez.

Los del bolazo se han equivocado de medio a medio y además han ensuciado la de por si sucia Zamora, en un tramo céntrico y concurrido que la noche de autos asaltaron uno o varios individuos que nadie vio. ¿Nadie?