Estimado presidente del Gobierno. Por lo que he leído en la prensa, el próximo miércoles 27 de marzo visitará la ciudad de Zamora. Según parece, solo estará unas horas, las suficientes para visitar algunos lugares emblemáticos, saludar a los ciudadanos que se crucen en su camino, encontrarse con los compañeros y compañeras de su partido y tomarse unas bravas o un pincho moruno en algún bar típico de una capital que, como el resto de la provincia, está preñada de problemas, retos y muchas frustraciones colectivas. Yo siempre he agradecido las visitas de los presidentes del Gobierno a estas tierras. Antes que usted por aquí anduvieron Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. No recuerdo si en su momento lo hicieron también Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo. En cualquier caso, puede imaginar que las visitas de personajes tan ilustres siempre han levantado alabanzas, críticas y expectativas. Todo depende del grado de simpatía que se tenga con el visitante y con el partido que representa.

A mis años soy consciente de que su visita no va a cambiar la vida cotidiana de los zamoranos de la noche a la mañana. Sólo los ingenuos pueden pensar que un presidente del Gobierno es capaz de transformar el sino de una tierra con solo aterrizar en ella. No ha sucedido en el pasado ni será ahora. Lo importante, sin embargo, es que las personas de carne y hueso sientan que el poder político, en este caso representado por usted, sale a la calle, mira a los ojos de la gente y escucha atentamente. Ya sé que muchos dirán que estamos cansados de que casi siempre sea así. Y tienen mucha razón, sobre todo en provincias como Zamora, con un montón de problemas y retos por resolver que, como le habrán contado, siguen durmiendo el sueño de los justos. Ante este panorama, es comprensible que algunos ciudadanos no crean en los políticos, que desconfíen de este tipo de visitas, que suelen producirse en campañas electorales, y que, por consiguiente, sean muy críticos con nuestros gobernantes. Y es que sobran las palabras y faltan los hechos.

No obstante, si estuviera en sus manos, que lo está, agradecería que al menos tuviera muy en cuenta una reivindicación que vengo escuchando a unos y otros en estas tierras: si realmente le importa la despoblación y el abandono del mundo rural, ponga en marcha un plan para el acceso en todas las localidades de Zamora a las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Hoy por hoy sería la inversión más urgente. La necesitamos como el agua de mayo para nuestros campos. No vale que se nos llene la boca diciendo que nos preocupa el futuro del mundo rural y que el empleo es una herramienta clave para luchar contra la despoblación y luego no poner en marcha las iniciativas que, hoy por hoy, son claves para intentar cambiar el rumbo de numerosas localidades. Conozco a muchas personas que no pueden gestionar bien sus negocios, resolver trámites administrativos o simplemente acceder a la información porque el acceso a las TIC no es posible. Señor presidente, si fuera capaz de resolver este asunto, pasaría a la historia. Créalo.