Zamora durmió muy mal durante la noche del pasado viernes. Todo fueron pesadillas, y despertares alterados por un sudor frío empapando los cuerpos y un vacío telúrico y amenazador llenando cabezas y almas. Desde los tiempos del Cerco no se vivía una situación semejante. Ni siquiera cuando andaban por aquí las tropas de Napoleón haciendo de las suyas y ni las vidas ni las haciendas estaban a salvo. Entonces, en ambos casos (Sitio del rey Sancho y Guerra de la Independencia) se vislumbraba, aunque lejana, una solución: ganar la contienda. Y, al final, así fue. Ahora, no. Ahora no se ve salida.. Pablo Casado ha hablado; Génova ha dictado su veredicto y Maíllo, el principal prócer con que contaba esta tierra casi desde la Toma del Gurugú se ha quedado fuera de las listas al Congreso de los Diputados. ¿Y qué es Zamora sin don Fernando Martínez en la Carrera de San Jerónimo? Aterra pensarlo.

Por eso, tras día y pico en estado de shock, continúa el insomnio en ciudad y provincia. Aquí ya nadie reposa sin el pulso a mil revoluciones. Aquí ya nadie descansa con las piernas estiradas y la mente en blanco a la espera de los ronquidos reparadores. No. Aquí todo es desasosiego, estremecimiento, convulsiones, pánico. Esta tierra ha entrado en una nueva fase de su historia que vaya usted a saber hacia dónde nos lleva y qué horizontes se presentan ante unas gentes aun aturdidas por el mazazo de lo inesperado, por el abismo que se abre ante su futuro y el de sus hijos y nietos? Si es que se quedan aquí, claro, que al paso que va la burra?

¿Cómo reaccionarán Zamora y los zamoranos ante tamaña afrenta?, ¿habrá maillistas mañana?, ¿hubo alguno ya este fin de semana?, ¿asistiremos a la gran desbandada de los que antaño fueron superfieles y peregrinaron en busca de acomodo, influencias, ayudas, etc ante el ex presidente de la Diputación, ex presidente del PP provincial y ex de tantas cosas?, ¿sentirá Maíllo en carne propia lo mismo que sintieron todos aquellos, correligionarios incluidos, que tuvieron la osadía de oponerse a él? Seguro que algunos todavía se frotan las manos a estas horas y están recordando aquellas palabras biblicas de "quien a hiero mata, a hierro muere". O el viejo proverbio árabe: "Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo".

Pero, ¿es Fernando Martínez Maíllo un cadáver político tras haber sido apartado por Casado de las listas al Congreso? No. Y eso lo saben hasta los que estos días duermen mal y lloran por el porvenir de su gerifalte provincial. Dicen que irá al Senado, que no es mal sitio para vegetar, intrigar y tomar posiciones. Claro que antes tiene que ser elegido. Así que, como ha sucedido otras veces en casi todos los partidos, habrá que buscar dos candidatos cuyos apellidos empiecen por detrás de la "M" de Martínez. O sea, que García Carnero y Fagúndez empiecen a temblar. Por el contrario, San Damián, no parece que peligre por esta razón. Por otras afinidades, sí. Ya veremos.

Y, además, están por cerrar las listas autonómicas, municipales y europeas. En estas últimas, hay saturación. Todos los ex a Bruselas, que tampoco se vive tan mal, aunque sea muy, muy, sacrificado. Y en lo más cercano, ¿qué tal Maíllo como futuro presidente-renovador de la Diputación?, ¿y consejero de Presidencia o algo así en la Junta? Si su amigo Mañueco (ignoro si siguen a partir un piñón tras la barrida de Casado) forma Gobierno? Todo un lío y un misterio. Con lo a gusto que estábamos todos con Maíllo defendiendo a Zamora y sus gentes en el Congreso.

Donde no existen estos problemas es en Ciudadanos. Ahí todo es paz, armonía, consenso y unanimidad. Que hay cosas que huelen a pucherazo, pues actúa la Comisión de Garantías y Valores y después silencio, como si los votos falsos hubieran surgido del sombrero del mago Paulino. Que ahora no sabemos qué hacer con Silvia Clemente, responsable ¿directa?, ¿indirecta? de la división y el desaguisado, pues ya encontraremos una salida. Que hay dimisiones por doquier, que entren otros que tenemos muchos en las listas de espera, más que en la Seguridad Social. Por cierto, estas fiebres solo atacan cuando se elaboran las listas. Luego, con un poco de cama y un valium se pasan.

Ya ven, en el PSOE no tienen estos problemas. Allí son endémicos. Cada tres o cuatro años se fugan unos cuantos, montan un partido nuevo, se llevan bastantes votos pero pocos concejales y aquí paz y después gloria. Hasta la bronca siguiente.

No me digan que no somos una tierra divertida. Y eso que vamos para viejos y cada vez hay menos hueco para la coña.