De entre todos los trucos miserables que me enseñaron en la escuela de marketing, y todos los que he ido luego aprendiendo en los medios de comunicación, uno de los que más me llaman la atención es el de la ceguera selectiva, o truco de las medias verdades.

Es increíble, pero sigue funcionando. Es más: creo que funciona como nunca, porque la abundancia de información sepulta bajo un montón de datos cualquier intento de informarse de algo con mayor profundidad.

Os pongo dos ejemplos y nos echamos unas risas. Pero hay cientos.

Los famosos gases del diésel. El NOx. Se trata de un gas nocivo y cancerígeno. Es cierto. Lo emiten en mayor medida los diésel que los gasolina, es verdad. Por lo tanto, es un buen argumento para luchar contra el diésel. Vale. Ahora bien: hasta hace cuatro días, el CO2 era un gas de efecto invernadero, nocivo, peligroso, y las emisiones de CO2 se llegaron a incluir en todos los tratados medioambientales. El diésel produce sensiblemente menos CO2 que la gasolina. El diésel tiene mayor eficiencia y produce también menos Benzopirenos y menos formaldehidos, compuestos igualmente cancerígenos que el NOx. Pero tampoco se dice. Y de traca, resulta que lo que más NOx produce son los nitratos de los fertilizantes agrarios, pero tampoco se mencionan, porque de lo que se trata es de escribir noticias alarmantes para urbanitas. Así que el diésel es malo, porque produce más NOx y nos quedamos tan anchos. ¿Quién se va a enterar de lo otro?

¿Otro ejemplo? ¿Uno histórico? Ahí va, para que nos riamos un rato.

Escribiendo un día sobre el inicio de la Guerra Mundial y qué fue de las obras de arte, se me ocurrió buscar la evacuación del museo de Louvre. Estaba seguro de que lo habían evacuado para evitar que sus tesoros resultasen destruidos o fuesen robados por los nazis. Pues así fue. Pero la guerra empezó en septiembre de 1939 (cuando los nazis invadieron Polonia) y la evacuación del Louvre comenzó a finales de 1938. O sea que algo va mal...

Lo bueno de estas cosas es que dan temas para buscar y escribir cosas distintas a las que escribe todo el mundo. Y, de momento, ni siquiera está prohibido dudar de las versión oficial. A ver si dura.