Tal vez algún lector asiduo de mis "ocurrencias" diga: "Pero? si esto ya lo ha tratado". Y es verdad; ya he hablado otra vez de la falta de previsión y de la necesidad de prever lo que puede ocurrir en el futuro con relación a una obra del presente. Pero yo aprendí hace muchos años una frase que se atribuye a san Agustín: "Nunquam satis dicitur quod nunquam satis discitur" = "Nunca se dice bastante lo que nunca se aprende lo suficiente"; y, por desgracia, así ocurre en muchos asuntos; y uno de ellos es la falta de previsión. Puede aplicarse esto a muchos acontecimientos, de hoy como de siempre.

Pero yo voy a aludir a dos que han sido muy graves y afectan a muchos españoles: Uno, el suceso de Paris, donde una explosión en una panadería-pastelería se ha llevado, entre otras cosas, varias vidas, una de ellas la de una española que había ido a la "Ciudad de la luz", con su marido, a disfrutar de una luna de miel muy atrasada y planeada largo tiempo. El otro, el del pueblo de Málaga, en el que un pozo mal protegido ha causado la caída de un niño y la semana de trabajos forzados empleados en el ¿rescate? De ese niño. Por hoy se habla de "Julen"; ya veremos lo que se dice mañana o pasado; ¡ojalá siga diciéndose "Julen", mientras se procede a su recuperación! En el caso del pueblo malagueño, la falta de previsión se ha cometido en una obra; en la de París, en el alquiler de una vivienda; pero en las dos se da la coincidencia de un defecto muy común: la negligencia de una inspección. Se da en España una falta de previsión en casi todo lo que atañe a la Administración; pero donde es general en lo que se refiere a la Inspección. He podido experimentarlo durante muchos años (más de cuarenta) en la Enseñanza; y durante tres costosos años en la construcción. Cierto que pude disfrutar varias veces de la visita de inspectores en la Enseñanza Media; pero parece que no ha sido completa la actuación. ¡Y en la construcción!... Más bien parece que los señores Inspectores, -muy vigilantes ellos- se han convertido en unos laboriosos oficinistas y se limitan a solucionar los casos que se le presentan en denuncias más o menos colectivas. Lo que se dice visitar todos los lugares donde se llevan a cabo actividades es algo poco frecuente; por lo menos, no total. Una cosa es cierta: donde actúan, los interesados suelen convertirse en "víctimas" por tiempo.

En las obras de construcción -del tipo que sea- deben comenzar a cuidar escrupulosamente los operarios que trabajan y los dueños del inmueble en el que actúan; han de procurar concienzudamente que se evite cualquier peligro en el uso o disfrute futuro del resultado de la obra. La Inspección, por su parte, debe vigilar todas las obras que se lleven a cabo, sin dejar ninguna, para que las condiciones sean por completo inofensivas en el futuro, en un uso racional. Los usos abusivos ya no son del momento de la terminación de la obra.

En la cuestión de arrendamientos, ya entran otras personas muy significativas: Cierto que han de tomar las precauciones de las que hablamos quien obra y el dueño del inmueble; pero existen, también, un Administrador del inmueble y, sobre todo en los grande edificios y en la vida de hoy, por lo general, una "comunidad de vecinos". Por desgracia son pocos los Administradores que -como algunos que traté en Cantabria- se ocupan a diario de visitar el edificio o residencia del que se han encargado y vigilar con esmero para que el uso sea correcto. (En honor merecido tengo que citar a un señor Castañeda, que falleció joven y diariamente vigilaba, por ejemplo, la residencia sita en lo más alejado del centro en aquella ciudad costera).

Y, en cuanto a las comunidades de vecinos, hay muchos casos en los que el presidente y los miembros de la junta directiva son completamente desconocidos para los vecinos ajenos a la junta directiva. Y creo que es muy importante que la comunidad vigile y actúe, puesto que ocurren muchos acontecimientos que afectan peligrosamente a todos o muchos de los vecinos del inmueble (la prueba son los numerosos desalojos que se han producido, por ejemplo, en el accidente de Paris. Allí el local alquilado no reunía las condiciones que el inquilino necesitaba, al parecer, (deficiencia atribuible al dueño del local); en otros lugares el inquilino que ha utilizado mal el local es un desconocido, ignorante del empleo correcto.

En muchísimos casos los vecinos no conocen a los inquilinos ; eso ocurre porque la Comunidad no se preocupa por llevar una relación de todos los ocupantes de locales; y eso, para empezar, es muy importante.