A Sánchez, el papel de poli bueno le puede acabar costando no sólo una derrota electoral, sino el hundimiento del PSOE, con su capitán en el puente de mando, a la antigua usanza. Es una jugada tan arriesgada como necesaria, y, si se quiere usar ese lenguaje, patriótica. En un juego así resulta fundamental siempre el poli malo, cuanto más brutal mejor. En ese sentido, la victoria de Casado le ha ayudado, pero Casado tampoco es lo bastante malo, por lo que, en el fondo, la emergencia de Vox le beneficia, aunque suene horroroso, y yo mismo me asuste al escucharme. Luego están los polis del Supremo, para modular. Si no ves así la política, o sea, por encima de la política, simplemente no la ves. Es muy posible que Sánchez acabe fracasando en su empeño en desactivar la secesión, y la cosa acabe en manos de los polis malos, pero pido ya el Nobel de la Paz para Sánchez si triunfa.