Cualesquiera personas; con independencia de sus circunstancias personales, edad y condición; y siempre que la salud se lo permita; han de procurar "dar de sí" lo máximo que puedan; pues de ello dependerá su situación en todos los órdenes; como son los profesionales, fundamentalmente, de lo cual dependerá, a su vez, su nivel de satisfacción en el desempeño de sus compromisos y obligaciones laborales, como el nivel socioeconómico y de vida que de ello se deriva. Pero es que además tenemos la obligación moral y ética de poner "en funcionamiento la totalidad de nuestros conocimientos, posibilidades, actitudes y aptitudes, al servicio de la sociedad, a través de nuestras aportaciones y participaciones en la vida política, social, en organizaciones no gubernamentales, en suma, en todas aquellas actividades no lucrativas donde podamos contribuir con nuestro esfuerzo, tiempo y buena voluntad, a conseguir una comunidad, una convivencia, un bienestar, un nivel de vida mejor para todos.

Así, como es una mínima obligación ciudadana ir a votar cuando las "urnas nos convoquen; lo que nos obliga a conocer los programas políticos e ideario de las distintas formaciones concurrentes, sus actuaciones tanto si han estado en el ejercicio del poder, como en la oposición, los comportamientos de los aspirantes a "una poltrona", la coherencia entre lo que prometieron e hicieron, o dejaron de hacer; como han resuelto, la corrupción, los acosos de todo tipo, el enriquecimiento injusto, el respeto a la ciudadanía y empleados públicos; los fundamentos, las posibilidades reales y la evidencia de disponer de financiación para acometer las actuaciones que prometen y que estén en consonancia con las auténticas necesidades, demandas y aspiraciones de la ciudadanía.

Como en toda tarea humana, para que sea lo más eficaz y eficiente, se debiera exigir un mínimo de saberes, de formación académica y profesional, sobre la materia que le sea encomendada al político de turno, pues no se puede decidir con conocimiento de causa, y por ello, con acierto para resolver los infinitos retos que la "cosa pública" tiene en pleno siglo XXI, con una población muy concienciada de sus derechos y de lo que aporta a la Hacienda Pública para hacerlos efectivos. La ignorancia supone el dejarse manejar, influir, etc., indebidamente, y, en algunos casos, maliciosamente, por trabajadores públicos, directivos o no directivos, que por ser "sepulcros blanqueados, encantadores de serpientes", de apariencia "guay y chistosa", influyen, con sus comentarios, informes, "chismorreos" y demás, en los cargos públicos con insuficientes saberes y madurez sobre lo que tienen que decidir en relación con las competencias que legalmente tengan atribuidas.

Además, en toda gestión que no sea profesional, como es el ejercicio de la política, debiera darse una independencia económica, que la inmensa mayoría de las personas la tienen por el ejercicio de sus oficios, o bien por que reciben las prestaciones legales o asistenciales en el supuesto de que estuvieran en paro; es decir, no se puede, ni se debe, acudir a la política para enriquecerse, para "colocar" a sus "seres queridos", y demás fines espurios a lo que su obligación al servicio público, ejercitado con conocimiento de causa, con honradez, con plena disposición y entrega, con respeto y consideración con los funcionarios y ciudadanos con los que tienen que compartir fines, retos, tiempo, etc; pues solo de la armónica conjunción de lo político y técnico se podrán alcanzar con eficacia y eficiencia las competencias que legalmente tengan atribuidas, unos y otros. No discriminar, no abusar, respetar, ponderar con rigor y seriedad el trabajo, entrega y predisposición del empleado público, estimular la excelencia, el talento, el valorar la aportación de ideas, de mejoras, la selección según "mérito, capacidad, actitud, y aptitud"; permitirá que la debida conjunción de las respectivas obligaciones y competencias de la clase política y funcionarial permitan el desarrollo económico y social de las personas, de la actividad económica, del territorio, etc., cumpliendo con plenitud los mandatos legales que tienen encomendados.

Se necesitan, pues, para atender debidamente el desenvolvimiento del bien común de "políticos de raza"; pues, como se dijo, con ocasión del fallecimiento de uno de los grandísimos políticos que ha dado España, en las últimas décadas, "saben escuchar y en el trabajo se comportan de manera paciente y reflexiva. Tienen un trato cordial y cortés con cuantos se relacionaban con él"; que su hombría de bien, su afán de servicio a los demás, su espíritu de sacrificio, su entrega a lo "público", muchas veces en detrimento de sus negocios, ejercicios profesionales, etc.,; y si además son "buena gente" , con ideas, etc., "miel sobre hojuelas". Ejemplo: D Andrés Bello, que fuera en su momento el único diputado provincial de Coalición Popular en la diputación salmantina, que con su empeño, visión de futuro y conocimiento del mundo agrícola y ganadero, consiguió que las instalaciones de la Feria Agropecuaria dispusieran de espacio suficiente para la exhibición de maquinaria tan necesaria para desarrollar una agricultura y ganadería moderna, competitiva, rentable; y que tanto éxito tiene cuando se celebra; pues permite a los profesionales conocer lo "último" sobre las herramientas que precisan para "estar al día", y hacerles el trabajo más productivo, cómodo y llevadero, y a los fabricantes comunicar sus productos y conocer, de primera mano, lo que su "clientela" precisa, como resolverles las dudas que pudieran tener, y las posibilidades técnicas de los tractores, y demás equipo preciso para el fomento del campo,.etc.

Estas buenas gentes tendrían que regresar al ejercicio activo de la política y ocupar cargos representativos ...¡ Os necesitamos¡