El 15 de diciembre de 2015 Dios se llevó de Muga a una gran persona que siempre dejará huella en los corazones a las gentes de este pueblo y alrededores, don José Gutiérrez Mazeres. Nadie lo podrá olvidare, siempre haciendo el bien a todo el mundo, tuvieran fe o no. Esa era la misión que se le había encomendado, llevar una palabra de aliento a los más necesitados. Siempre estaba dispuesto a todo.

Dios le dio muchos dones y uno de ellos era su inteligencia. Y lo daba todo gratis. Don José quería imitare a Cristo no para él. Sino allá donde hacía falta echar una mano. Su fe no tenía límites y estaba enamorado de Dios. Era feliz leyendo, quería saber de todo, preparaba sus homilías los sábados por la tarde y así le salían. Eran verdaderas catequesis, muy sencillas, pero con mucha profundidad. Salíamos de misa intentando ser mejores. Dios estaba dentro de su corazón. Don José decía cosas que luego se cumplían con el tiempo (los del pueblo no se las creían). Así era el curica de Muga, enamorado de estas gentes. De pequeño era muy revoltoso y algo malillo. Cuando le dijo a su madre que quería ser sacerdote, ésta no podía creérselo. Tan solo le dijo: "Pues tienes que ser el mejor para Dios". Y creo que Dios le dio fuerza para cumplir lo que quería para él.

Recuerdo cuando murió. Hubo gente que se quedó fuera de la iglesia porque ya no cabía ni un alma. Pero Dios le insinuó que hiciera una locura de un proyecto maravilloso con aportaciones de personas del pueblo, hacer un internado mixto y un instituto. Se preparó a conciencia para sacer una carrera de latín y griego, y luego se fue a Madrid para que le examinara un tribunal. Todo fueron bendiciones y el proyecto se pudo realizare. Dios se quedó en Muga. Su delicia eran sus alumnos y su pensar era para ellos. Se volcó. Dios le había dado grandes alegrías.

El internado lo hizo para la gente muy humilde. De allí salían brillantes con sus calificaciones muy altas para ir a la universidad. Se extendían por toda España, incluso llegando a ser políticos dentro y fuera del país, hasta en Japón. Pero Dios estaba viendo las cosas buenas que iba haciendo.

Seguro que don José estará muy juntico a Dios en el cielo. Acuérdate de los que estamos aquí y podamos verte algún día. Reza por nosotros.