En la Historia General de la Provincia de Zamora, escrita por don Ursicino Álvarez, se comenta que el convento de Santo Domingo de Toro se enriqueció en el año 1562 con una valiosísima joya que le donó la marquesa de Alcañices, Doña Juana de Aragón y de Borja, cuya joya era un crucifijo de marfil con la cruz y peana chapeadas de concha y que en el frontal tiene un disco también de marfil que muestra un relieve representando múltiples figuras de asuntos de la Pasión del Salvador. Esta pieza pertenece al inventario de la Comisión de Monumentos Históricos de la provincia de Zamora.

Doña Juana era la primera de los hijos de San Francisco de Borja, que casó con don Juan Enríquez de Almansa, tercer marqués de Alcañices. El Marquesado de Alcañices le fue concedido al noble castellano Francisco Enríquez de Almansa el 15 de diciembre de 1533 por el rey Carlos I de España como recompensa a su participación en la lucha contra los Comuneros.

Francisco de Borja, fue III General de la Compañía de Jesús, IV Duque de Gandía, formó parte de la Corte del Emperador Carlos I y en 1522 estuvo en el palacio de Tordesillas para servir a la reina Juana que estaba recluida allí.

En 1529 se acordó su matrimonio con Leonor de Castro, amiga íntima, caballeriza mayor y dama de la reina Isabel de Portugal, esposa del Emperador. Francisco de Borja llegó a ser "gran privado" de Carlos I .

La muerte de Isabel de Portugal, esposa del Emperador, el 7 de julio de 1530, causó tal impresión en Francisco de Borja que se considera esta fecha como la de su conversión.

Su esposa Leonor de Castro falleció el 27 de marzo de 1546 en el Monasterio de San Jerónimo de Cotalba, cerca de Gandía. Francisco de Borja ajustó cuentas con los asuntos mundanos, renunció a sus títulos e ingresó en la Compañía de Jesús.

Se le ofreció el título de Cardenal, al que renunció prefiriendo la vida de predicador errante, y en 1565 se convirtió en Padre General de toda la Orden.

Juan Enríquez de Borja y Almansa (1619-1675) figura como VIII marqués de Alcañices, segundo de los hijos de Juan Enríquez de Borja, Caballero de la Orden de Santiago y Capitán General de la Armada de Barlovento.

Cito a este continuador del marquesado de Alcañices, como descendiente de los apellidos Borja y Almansa.

Tras fallecer en 1713 sin sucesión la IX Marquesa de Alcañices, Teresa Enríquez de Velasco, el marquesado pasó a la familia Enríquez, duques de Medina de Rioseco y Almirantes de Castilla, y una vez fallecida la XI Marquesa, María de la Almudena Enríquez de Cabrera y Almansa, en 1741 el título pasó a manos de los Condes de Grajal.