En el decimonono escalón de la escalera que baja al sótano de la casa de Beatriz Viterbo, Borges contempla el Aleph, uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos, objetos y lugares vistos desde todos los ángulos y perspectivas. Así también todas las preguntas y respuestas, todas las incertidumbres y angustias, los éxitos y los fracasos, la felicidad y el desencanto, las emociones y los miedos; se contienen en un solo punto, la vida.

"El Quark y el Jaguar. Aventuras en lo simple y lo complejo", es una obra publicada en 1994 por el físico y premio Nobel Murray Gell-Mann, uno de los científicos que predijo la existencia y bautizó a los "quarks", partículas elementales que constituyen el núcleo atómico y de las que están formadas todas las demás partículas. Gell-Mann toma como base argumental unos versos de su amigo el poeta Arthur Sze: "El mundo del quark lo tiene todo para dar cuenta de un jaguar caminando en círculo en la noche". El quark simboliza las leyes físicas básicas y "simples" que gobiernan el universo y toda la materia en él contenida. El jaguar -uno de los seres vivos más bello y complejo-, la complejidad del mundo tal y como nosotros lo percibimos.

Uno de los elementos mágicos borgianos, junto a otros como los espejo o los laberintos, es otro felino, el tigre. Así, escribe en "El oro de los tigres": "Iba y venía, delicado y fatal, cargado de infinita energía, del otro lado de los firmes barrotes y todos lo mirábamos. Era el tigre de esa mañana, en Palermo, y el tigre del Oriente y el tigre de Blake y de Hugo y Shere Khan, y los tigres que fueron y que serán y asimismo el tigre arquetipo, ya que el individuo, en su caso, es toda la especie. Pensamos que era sanguinario y hermoso. Norah, una niña, dijo: Está hecho para el amor".

Eterna la dicotomía entre lo simple y lo complejo, eterna la duda de si el todo es la simple suma de las partes, porque algo no nos encaja cuando unimos materia. Dudamos si venimos de la nada para volver a la nada, pero entonces qué es ese "tiempo" en el que "somos" y al que llamamos "la vida". Dice Borges que "somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos". ¿Es superior el valor de lo inmaterial sobre lo corpóreo? Tendemos a percibir que no pero a reflexionar que sí. En ese caso vivir no es ejecutar aquello que es materializable sino sentir, sintetizar emociones y destilar sentimientos.

Simple y complejo, el poeta inglés Alfred Tennyson dejó escrito "si pudiéramos comprender a una sola flor sabríamos quiénes somos y qué es el mundo". Sé de alguien que cuando le preguntaban el por qué de una determinada, concreta y, a priori, bastante inverosímil circunstancia respondía con una frase leída en una entrevista a la escritora Carmen Posadas: "todo puede llegar a cansar excepto la inteligencia".

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