No quiero pensar que Puigdemont y Torra hayan logrado crear escuela. No quiero pensar que cuenten con émulos más allá de las lindes de Cataluña. No quiero pensar que su mensaje cuaje entre los que no son como ellos. No quiero pensar que se esté desatando una locura independentista colectiva. No quiero pensar que España se esté convirtiendo en una especie de manicomio, con internos y externos. Más de estos últimos que de los primeros. No quiero pensar que existan españoles que deseen acabar con todo lo logrado tras la llegada de la democracia, con sus defectos y sus virtudes, con sus vicios y sus probidades. Con todo lo que de bueno y malo tiene una democracia que todos queremos creer consolidada y que a veces se tambalea por culpa de unos pocos. Pocos, pero hacen un ruido estrepitoso.

El que faltaba para completar el belén, el eximio Javier Lambán, presidente de Aragón, reivindica a su tierra como nacionalidad histórica. Tiene que haber por fuerza un virus que ataca fundamentalmente a los políticos, a unos más que a otros. Encontrarse hoy con un líder autonómico normal, es un prodigio. A todos les han entrado unas ínfulas nacionalistas impensables en otro tiempo. Sabiendo que no conducen a ninguna parte, no sé por qué se obstinan. Esto empieza a ser preocupante. Ahora que comenzábamos a tomarnos a chiste lo de Cataluña, llega Lambán y lo desbarata.

Chunta Aragonesista, partido nacionalista que gobierna en Aragón en coalición con el Psoe bajo la presidencia de Javier Lambán, fue una de las abajo firmantes junto a Podemos, PAR, PSOE e IU, de la ley aprobada en el Parlamento aragonés que proclama a Aragón como "país", "nacionalidad" y "territorio foral". Es lo que tienen los compañeros de camino elegidos por el Psoe para gobernar y mantenerse aquí y acullá, que son poco recomendables. Esto es intolerable e inasumible. Un despropósito jurídico que no hay por dónde cogerlo. Semejante ley conculca preceptos de la Constitución, el Derecho Civil e incluso hasta 11 artículos del Estatuto de autonomía de Aragón. Nacionalistas e izquierdas radicales aragonesas, lo que quieren es hacer ruido y tener sus minutitos de gloria pertinentes en los medios nacionales.

No piensan con la cabeza, piensan con el interés, esperando sacar réditos de todo, sin darse cuenta del daño enorme que hacen al conjunto de España. Aragón forma parte de la historia de España pero no es la historia de España. Si nos ponemos bordes, habría que gritar aquello de: "¡Asturias es España y lo demás tierra conquistada!" Y no voy a dar pistas no vaya a ser que algún descerebrado se sienta un Don Pelayo de nuestro tiempo y desee hacer la guerra por su cuenta. Por favor, alguien tiene que poner coto a esta fiebre. Tiene que haber por fuerza alguna medicina democrática que ponga fin a estos subidones absurdos que les dan a algunos, sin duda imbéciles de solemnidad.

No quiero pensar, como piensa el PP aragonés, que esta ley que viene a romper la unidad de España por otro flanco, la haya elaborado el socialista Lambán, para contentar a su socio de Gobierno, Chunta Aragonesista. Vaya forma de perder el oremus. No sé qué coños hace Pedro Sánchez que no pone orden. Este señor, cuando abandone la Moncloa, va a dejar España hecha unos zorros, partida en trocitos irreconocibles. De aquellos Taifas, estos lodos. Y no le dé más vueltas.