La infanta doña Juana, hija de Carlos I, se vino a vivir en Toro en el año de 1550, verificándose en esta ciudad los desposorios de esta infanta con el príncipe de Portugal don Juan, con cuyo motivo se celebraron muy animadas fiestas, con vistosos adornos de la calles, justas medievales, corridas de toros, lujosos arcos triunfales, luminarias y otras diversiones, a las que asistió el hermano de doña Juana, el príncipe don Felipe acompañado de muchos personajes de la nobleza.

Juana de Austria fue infanta de España y archiduquesa de Austria por nacimiento, princesa de Portugal por matrimonio y regente de España por ausencia del rey entre los años 1554 y 1559.

La infanta doña Juana se casó por poderes en Toro el 11 de enero de 1552 cuando contaba diecisiete años. Su esposo, el príncipe heredero de Portugal, que era su primo hermano, contaba solamente quince años. El matrimonio fue corto debido a la prematura muerte de Juan de Portugal el 2 de enero de 1554 por diabetes juvenil. Sin embargo, cuando el príncipe murió Juana ya estaba embarazada y dio a luz al que sería rey de Portugal Sebastián I.

La princesa Juana regresó a España poco después de enviudar, dejando a su hijo al cuidado de su suegra (que también era su tía) la reina portuguesa Catalina de Austria.

Una vez en España, Juana asumió la regencia del país el 12 de julio de 1554, debido a las ausencias del emperador y también de su hermano Felipe II, sucesor al trono, que marcharon a los Países Bajos y a Inglaterra para casarse con María Tudor. La regencia duró hasta 1559 en que Felipe II regresó definitivamente a España.

Juana desempeñó admirablemente la Regencia con entrega personal y sagacidad, dando respuestas muy acertadas y justas a los graves problemas militares, religiosos y políticos que sucedían en aquellos años. De enérgico carácter, Juana supo rodearse de personas de confianza, algunas de ellas de origen portugués.

Juana de Austria no volvió a casarse, ni tampoco regresó a Portugal, manteniendo con su hijo Sebastián una amplia correspondencia. En España se conservan varios cuadros pintados a diversas edades para que su madre conociera la evolución de Sebastián.

A la vuelta de Felipe II a España, doña Juana se retiró de la vida política para dedicarse más a la vida religiosa, aunque siguió siendo un gran apoyo al partido llamado "ebolista". Conservó hasta su muerte un régimen de vida mitad religiosa mitad de Corte. Falleció en el Monasterio del Escorial en 1573 y fue enterrada en el convento de las Descalzas Reales de Madrid.