Es obvio que todos nos debemos a todos y, más si cabe, en el ejercicio profesional, cualesquiera que éste sea, pues suponemos que implica una utilidad para servir a los demás, resolviéndoles sus necesidades, y como medio de desarrollar nuestra personalidad, nuestras facultades, de obtener unas compensaciones económicas que nos permitan hacer frente a los gastos de todo tipo que cualquier persona tiene, como son los relativos a alimentación, vivienda, vestido, cultura, ocio, etc.

Para que sea pleno el servicio a los demás, que se deriva de las prestaciones laborales, es necesario que quiénes lo presten tengan una amplia y profunda formación académica y profesional, debidamente puesta al día a través de una aprendizaje continuo; pues, solo sirve el que sabe; lo que requiere conciencia en los directivos y trabajadores de la importancia que tienen los "jefes", los clientes, como diría Juan Roig, propietario de Mercadona; a los que hay que atender con exquisita educación, es decir, con respeto, con consideración, con empatía, etc., para conocer lo que realmente demandan y necesitan; pues, con estas actitudes, resolveremos sus aspiraciones y problemática más pronto y mejor. Ello requiere, también, el que los empleados, especialmente los que están frente al público, "front office", de una especial sensibilidad y psicología que les posibilite el conocimiento de lo que precisan quienes pagan al adquirir los productos que ofrecen, lo que facilita los ingresos y beneficios de la empresa, como su continuidad, crecimiento, e incremento del empleo.

Cuando la clientela está más formada e informada, cuando viene de países con idioma distinto al español, cuando los bienes y servicios son cada vez más complejos y cambiantes, etc., se precisa de los dependientes de comercio una "puesta al día" permanente, un sólido conocimiento de lo que venden y reparan, un respeto y consideración exquisitos hacía quiénes nos posibilitan el empleo y salarios; pues lo que no es de recibo es la desconsideración hacía ellos, con demoras en la prestación del servicio o bien solicitado, en el no reintegro de los abonos que hayan podido percibir por una tarea no realizada cuando afirman, por ejemplo, que la reparación está hecha y el producto no funciona, etc. En estos casos las hojas de reclamaciones y la inspección del organismo competente de la Junta de Castilla y León, como la oficina municipal del consumidor, debieran ser más ágiles, como divulgarlas más entre los consumidores para que puedan ejercer con prontitud y eficacia sus derechos vulnerados por los comerciantes que no merecen tal nombre; especialmente, cuando se dedican a la venta de tecnologías de la información y la comunicación, como pueden ser los teléfonos móviles, etc.

El comercio es una actividad económica que contribuye al desarrollo económico y social siempre y cuando quiénes a ello se dedican, propietarios y empleados, sean competitivos, serviciales, educados, se diferencien de otros por su óptima oferta y corrección con el público, dominen idiomas, considerando los turistas extranjeros que las ciudades históricas reciben, y que éstos suelen ser unos excelentes clientes por las compras y gastos que realizan.

La motivación de la importancia de lo que se debiera de hacer bien para los demás; el sentido de lo que es la profesionalidad; el afán de servicio al público; los horarios amplios, para que la clientela, según sus circunstancias, pueda acudir a los establecimientos comerciales; como el sentido de la sana competitividad y afán de superación, y "demás"; posibilitarán una actividad económica floreciente, atractiva, rentable, y satisfactoria para la clientela.

Marcelino de Zamora