Estos días pasados un grupo de jóvenes del Centro Menesiano ZamoraJoven ha hecho las últimas etapas del Camino de Santiago, acompañados de sus educadores. La experiencia, como la de otros muchos peregrinos este verano y tantos anteriores, ha sido muy positiva, y en sus corazones quedarán recuerdos para mucho tiempo de la dureza del camino y de lo importante de ir "ligeros de equipaje": un bastón, buen calzado, una mochila ligera ? y nada superfluo que dificulte la marcha.

El evangelio de este domingo nos presenta a Jesús que envía a los Doce. Es importante ver que no van por iniciativa suya. Jesús es el que elige, envía y da autoridad.

Los detalles son importantes. De dos en dos (como una pequeña comunidad de enviados) y con lo indispensable (confiando en que serán acogidos y cuidados por la comunidad más amplia que los recibe). Ligeros de equipaje, porque cuando la casa se abre a los peregrinos y se comparte lo que hay con el que va de camino no hacen falta muchas cosas que den seguridad (pan, alforja, dinero, la túnica de repuesto?), sino la libertad del caminante: el bastón y las sandalias.

La palabra de este domingo es una llamada a sentirnos enviados por Jesús a anunciar la Buena Noticia del Reino desde la sencillez (no es mérito nuestro) y autoridad que Él nos da. Enviados a curar y liberar, enviados con un corazón compasivo, que transforma a las personas, atreviéndonos a proponer otra vida más plena y feliz.

Con Amós podríamos decir: "Yo no soy profeta ni hijo de profeta", pero es el Señor quien nos dice: "Vete y lleva a la gente una buena noticia de mi parte".

¿Qué buena noticia? La mejor: que con Jesús somos hijos de Dios. ¡Qué gran regalo nos hace el Padre! Tanto que, como hermanos, de dos en dos, ligeros de equipaje, tenemos que salir y contarlo: ¡Dios nos quiere tanto que nos ha adoptado como hijos!