Ni me gustan los tibios, ni me gustan los mansos. Ya lo dice el viejo refrán: "líbreme Dios del agua mansa que de la brava me libro yo". El presidente de la moción se mueve entre la tibieza y la mansedumbre, especialmente cuando de negociar con el independentismo se trata. No hacen más que recordarle que está donde está, gracias a su apoyo y Sánchez aunque mira a la cámara constantemente para mostrarnos su forzada sonrisa profidén, traga por lo que le echen. Que le animan a cargarse al Jefe del Estado, es decir, al Rey, sonrisa y plácet implícito; que le alientan a cambiar la actual monarquía parlamentaria por una república, sonrisa y plácet implícito; que le incitan a considerar presos políticos a unos secesionistas, sonrisa y plácet implícito; que le aconsejan que dé el visto bueno definitivo para la autodeterminación de un territorio español, sonrisa y plácet implícito. Pedro Sánchez es un peligro para España.

El presidente del Gobierno de España está en la obligación de defender la indisolubilidad del territorio español, la figura del rey que por algo es el Jefe del Estado y todo lo demás. Sin embargo, Sánchez prefiere mostrarse tibio en lugar de firme y manso en lugar de resuelto y decidido. Y como remate, se lleva de paseo por los frondosos jardines de Moncloa, entre parterres de rododendros y macizos de adelfas a quien durante el tiempo de reunión estuvo tentándole poco más o menos que a dar un golpe de Estado. ¿Cómo llamaría usted a la petición de que declare la República en España? Pero quien se ha creído Torra que es. Que sepan Sánchez y Torra que en Europa están tomando buena nota. No creo que los países de la UE tragaran.

Torra es un anti demócrata, antiespañol, un impresentable que permanentemente nos insulta a los españoles a los que nos ha llamado de todo menos guapos, dese "bestias carroñeras, víboras y hienas" hasta "bestias con forma humana". Mira tú el caganer de Torra. Este tipejo soló tiene cullons para arremeter contra los españoles y para amedrentar a Sánchez que parece un corderito. Un supremacista que me recuerda cada día más a Hitler y Stalin, sólo que éste con cara de bobo, que la tiene y bien grande. Todos los presidentes de la Generalidad de Cataluña parecen cortados por el patrón de Puigdemont del que ya prácticamente no se habla. Todos tienen el mismo corte de cara, el mismo aspecto imbécil. Pero no hay que fiarse. Quien sí parece hacerlo, sin importarle las consecuencias, es el presidente de la moción.

Torra habló después del encuentro amistoso, Sánchez no lo hizo como acostumbra últimamente. Como ya está donde quería, no necesita publicitarse Para dar la cara ya tiene a Carmen Calvo que tampoco nos tranquiliza con sus palabras, por mucha "cortesía y fluidez" con la que quiera adornar este bucólico encuentro en la tercera fase que han tenido el incitador y el manso. Donde Sánchez debía haber mostrado firmeza, su silencio cómplice no ha hecho otra cosa que poner de manifiesto su debilidad y su dependencia. El alero de su etapa de jugador de baloncesto no estaba preparado para gobernar. No hay más que comprobar lo hecho con la Corporación Radio Televisión Española y la cantidad de concesiones al independentismo al que es incapaz de rebatir por si le mueven el sillón. De otra forma no se explica su silencio. Comprendo ahora que estén tan crecidos los que en su partido claman por una república presidida por su líder. Ese anhelo tiene un nombre. Sírvase usted mismo.