P arece que ahora está de moda en este país tan temperamental el tema de la independencia y el derecho a decidir ya que no solo lo piden los catalanes sino también los vascos y amagan los navarros. Por otra parte, aparecen complicidades idiomáticas en Baleares y en la Comunidad Valenciana que suele ser el inicio de otras aventuras futuras. Por ello creo que ha llegado el momento de que también pidamos la independencia el resto de las comunidades españolas. La riqueza histórica es tan abundante que cada parte de esta antigua nación podrá encontrar un hito en su pasado para usarlo de palanca impulsora de un embrión de nación y a, partir de ello, empezar hacer acopio de agravios de monarquías, gobiernos opresores y dictadores. Les aseguro que no será difícil.

Para que sirva de ejemplo y no ser demasiado pesado recordemos algunos detalles históricos de varias de nuestras actuales autonomías. Así los castellanos nos remontaremos al Condado de Castilla, al período de la alta edad media, el comprendido entre los siglos VIII y XI, en que aparecen los reinos medievales que conformarán la historia medieval y la actual configuración política y administrativa de España y Portugal. Los leoneses, que ahora tendrán de nuevo una oportunidad de autonomía, se remontarán al año 910 cuando los príncipes cristianos del reino de Asturias trasladaron su capital desde Oviedo a la ciudad de León y que al parecer fueron los primeros en crear el parlamentarismo. Los asturianos recuperaran de nuevo la gesta de la Reconquista para reivindicar su protagonismo nacional al comenzar la expulsión de los árabes de la península. Los gallegos se fijarán en la parte de su historia que hace referencia a los siglos XI y XII, donde se crea dicho reinado liderado por los Obispos de Compostela y los Condes de Traba además de contar con una hermosa lengua propia.

Cantabria, por su parte, se apoyará en su dilatada historia que va desde los primeros asentamientos humanos, con evidencias como las pinturas de la cueva de Altamira, hasta nuestros días; pasando por ser pieza fundamental para el país en diversas ocasiones, como por ejemplo durante la Reconquista o en las relaciones comerciales con el Nuevo Mundo gracias al puerto de Santander. El País Vasco tiene también una profunda historia y una lengua peculiar. Posiblemente se apoyen en las sucesivas guerras carlistas y en la historia de sus fueros para defender su personalidad diferencial. También se apoyarán en los principios del nacionalismo vasco que nace en Bilbao a fines del siglo XIX con Sabino Arana, cuya obra surge en un momento de crisis de la sociedad tradicional vasca debido, por un lado, a la abolición del sistema foral tras la Tercera Guerra Carlista, y por otro a las profundas transformaciones socioeconómicas que trae la industrialización. El antiguo reino de Navarra tiene una profunda historia desde los años 824 a 1841 ya que el Reino de Navarra fue uno de los reinos medievales de Europa situado en ambas vertientes de los Pirineos occidentales, pero con la mayor parte de su territorio localizado al sur de la cordillera pirenaica, en el norte de la península Ibérica.

El territorio que actualmente comprende la comunidad autónoma de Aragón históricamente se ha caracterizado por su condición de encrucijada, ocupando un solar del noreste de la península Ibérica que ha servido de puente entre la costa mediterránea, el centro peninsular y las costas del mar Cantábrico. La presencia humana en las tierras que hoy forman la comunidad autónoma aragonesa data de hace varios milenios, pero Aragón, como muchas de las actuales nacionalidades históricas, es fruto de la Edad Media. La historia de Cataluña está muy unida al reino de Aragón. Tras la unión dinástica del condado de Barcelona y el Reino de Aragón en el siglo XII, los territorios catalanes se constituyeron en parte integrante de la Corona de Aragón, alcanzando una notable preponderancia marítima y comercial a finales del período medieval. Pero el punto principal del conflicto de Cataluña con el Estado español se inicia en la conocida Guerra de Sucesión de 1714 de la que han sacado múltiples interpretaciones. Además, cuenta con una lengua propia y profunda cultura.

Y ahí me quedo sin considerar menos importantes las comunidades de Valencia, Baleares, Andalucía, Murcia, Castilla-La Mancha, La Rioja y Extremadura. La comunidad de Madrid es algo más artificial.

Pues bien, si todas las comunidades que no lo hemos hecho exigimos ser independientes, España debería ser refundada de nuevo lo cual suena a un cierto desperdicio histórico ya que esta nación se considera Estado por la mayoría de los historiadores a partir de la Guerra de Independencia, en concreto a la Constitución de Cádiz de 1812, como el nacimiento de la idea de España como nación. Otros historiadores van mucho más atrás en el tiempo.

Posiblemente esta historia tan rica pero llena de peculiaridades territoriales, unido al carácter individualista de los españoles, ha originado parte de los problemas actuales. Mi sugerencia, como se habrá comprendido, entra dentro del género del esperpento, genuinamente español. El esperpento es un género literario creado por Ramón del Valle-Inclán, dramaturgo y novelista de la generación del 98, que presenta una visión deformada y grotesca de la realidad con el fin de criticar o satirizar. Valle-Inclán comparó esta estética con el reflejo en un espejo cóncavo: "Las imágenes más bellas, en un espejo cóncavo son absurdas". Posiblemente eso nos está ocurriendo ahora a los españoles.