Los datos del último Informe PISA, la evaluación internacional más seria y acreditada, señalaba a Castilla y León no sólo como la comunidad con mejores resultados educativos de todo el país, sino como la séptima de todo el mundo. En matemáticas (506 puntos), es la segunda mejor comunidad española (la primera es Navarra), pero aun así ocuparía el lugar 12 del mundo, con el mismo nivel que Alemania. En ciencias (519 puntos), es la primera de España y la sexta del mundo. Y en comprensión lectora (522), también la primera de España y la cuarta del mundo. Nada menos. En cierta medida, PISA es percibido por ello como una suerte de "juegos olímpicos" de la educación.

Pero el Informe nos proporciona muchos otros datos más allá de la calidad bruta de las competencias educativas que alcanzan nuestros escolares. Un aspecto fundamental de sus resultados tiene que ver con la equidad educativa, esto es, el objetivo de que el desempeño académico de los estudiantes dependa de sus capacidades y su esfuerzo y no de su origen social, cultural y económico. Desde este punto de vista, ya sabíamos que el sistema educativo de Castilla y León es el más equitativo de España y uno de los mejores de todo el mundo. No hay diferencias estadísticamente significativas entre centros públicos (el 70% del total) y privados (30%). Aún más, en ciencias, los alumnos del sistema público obtuvieron mejor resultado que los del sistema privado (518 puntos frente a 517); eso ocurrió también con una competencia extra que se evaluó en 2015, la resolución de problemas en entornos colaborativos (alumnos de la pública; 517 puntos, de la privada: 514). La diferencia entre público y privada es la menor de toda España (0,88%); la media nacional llega a una tasa diferencial del 29,81%. De esta homogeneidad entre los dos sistemas, público y privado, me siento especialmente orgulloso porque revela que no tenemos un modelo fragmentado por clases sociales. De PISA también se deduce que, a pesar de ser una Comunidad rural, extensa y dispersa, no hay apenas diferencias entre la escuela rural y la urbana. Los hijos de inmigrantes han obtenido mejor nota en comprensión lectora (529 puntos) que los hijos de nativos (525).

La OCDE presentó el último Informe PISA el 6 de diciembre de 2016, pero el 19 de abril de 2017 publicó otra parte del análisis, dedicado al bienestar del alumnado. También por aquí nuestro sistema obtuvo magníficas noticias. Es un honor para esta Comunidad ser citados en varios momentos en un informe mundial como modelo de éxito y buenas prácticas. En la página 238 del Informe, por ejemplo, donde se nos cita como "la Finlandia española" y se relatan, a lo largo de una página entera, algunos de nuestros datos más llamativos (por ejemplo, las medidas contra la falta de respeto y el acoso escolar, materia en la que también fuimos pioneros y de las que se hace eco el Informe). Pero el dato más importante del documento es, sin duda, que se identifica a las aulas de Castilla y León como las más seguras de España (la tasa de alumnos que han percibido acoso es del 1,7% frente a la media del país: 2,6%) y las terceras más seguras del mundo (la media de acoso en los países de la OCDE es del 3,7%; tan sólo Corea y Holanda muestran tasas más bajas que Castilla y León). Otro argumento interesante es que los padres de Castilla y León son los más implicados en la educación de los hijos (el Informe lo mide valorando las conversaciones y el apoyo que prestan o no en este sentido); y también que los alumnos tienen un fuerte sentido de pertenencia al centro, es decir, se sienten aceptados y valorados por el resto del grupo y pertenecientes a la comunidad educativa. Obviamente, todos estos factores (seguridad en el aula, apoyo familiar y sentido de pertenencia) están positivamente conectados con el rendimiento escolar.

Hace poco, Gabriela Sicilia y Rosa Simancas, dos economistas de la educación, han publicado un informe titulado: "Equidad educativa en España: comparación regional a partir de PISA 2015". Sus conclusiones son muy interesantes. Muestran, por ejemplo, las "notables disparidades entre regiones" españolas en materia de equidad educativa; asunto que, sin embargo, apenas ha sido estudiado. Menos mal que tenemos PISA porque en caso contrario no dispondríamos de datos, ya que no existe ninguna evaluación nacional (que, evidentemente, debería ser promovida por el Ministerio de Educación). El Informe demuestra también cómo Castilla y León es la comunidad con el sistema educativo más equitativo de todo el país; y lo es a pesar de que sus estudiantes no tienen un nivel socioeconómico particularmente elevado en comparación con otras comunidades. Es decir, las comunidades con mayor nivel socioeconómico tienen mejores resultados, salvo (por arriba) en el caso de Castilla y León y Galicia y (por abajo) de País Vasco.

El Informe define como "alumnos resilientes" a aquellos que logran sobreponerse a su origen socioeconómico desfavorable obteniendo altos niveles de desempeño. Pues bien, Castilla y León, junto con Galicia, tiene el mayor porcentaje de alumnos resilientes de España, el 9,7. Como consejero de Educación esto me produce una alegría especial y no sólo porque yo mismo fui, como tantas personas de mi generación, un alumno resiliente, sino porque he hecho del objetivo "no dejar a ningún alumno atrás" la brújula de mi mandato. Estos resultados soñados son fruto del trabajo de todos; podemos sentirnos orgullosos de verdad, pero sin rebajar ni un ápice nuestro compromiso para seguir mejorando.