Jesús anda por tierras de Galilea, y un atardecer algunos extranjeros, curiosos, se acercan al apóstol Felipe y le suplican: "¡Queremos ver a Jesús!". El maestro aprovecha la circunstancia para explicar el Mensaje: ha llegado la hora de que todos conozcan al Hijo de Dios, no solo los del pueblo escogido.

La historia de las relaciones de Dios y el hombre es una larga historia de amor, pero también es una historia de desamor. El hombre se olvida de Dios, no cumple su alianza con el Dios Creador y Salvador. Siempre tiene que salirle al encuentro la misericordia de Dios y conducir al desvalido al camino de la vida.

El Señor promete por boca del profeta Jeremías una Alianza eterna; para ello, grabará su ley en un corazón nuevo, un corazón de carne. Y firmará este nuevo pacto con la sangre de su propio Hijo. En Jesús, la Alianza de Dios y el hombre se hace alianza eterna: Dios no falla, y Jesús, que nos representa a todos, tampoco.

El sacrificio es el crisol por el que el amor se purifica. Jesús lo expresa con una imagen sencilla, pero profundamente gráfica: si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo; pero si muere da mucho fruto. Jesús está explicando el sentido de su muerte ya próxima.

La muerte de Jesús está revestida de escándalo: el escándalo de la Cruz. En ella Jesús revela el supremo gesto de amor, con los brazos abiertos, en un abrazo eterno y total a la humanidad, reflejando el amor infinito del Padre: "Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su propio Hijo". El espectáculo de la Cruz es para el pagano un escándalo, y para el creyente la fuente de la salvación del mundo. La cruz es un paso previo e imprescindible para la vida. El Viernes Santo brotará en Domingo de Resurrección.

Para Jesús, vivir es entregarse y desvivirse por los demás. Si somos sensibles a Él, si queremos seguirle, no pasemos por este mundo pensando solo en nuestro bienestar y en nuestro provecho. Estamos llamados a crear vida y brindarla con alegría, sobre todo a los débiles y necesitados. No hay una manera más apasionante de vivir que hacer la vida de los demás más humana y llevadera. ¿Cómo podremos seguir a Jesús si no nos sentimos atraídos por su estilo de vida?